La menopausia es una etapa natural en la vida de la mujer, y desde hace algunos años se empieza a hablar de forma más abierta, lo cual normaliza esta fase de cambio vital femenina y elimina tabús. Es un proceso gradual que se origina por el envejecimiento de los ovarios, que acompaña cambios hormonales, cambios físicos y emocionales.
Algunos de los síntomas más habituales son: sofocos, disminución de la energía, alteración del sueño, cambios en el estado de ánimo, aumento de peso, sequedad de la piel, lapsus de memoria, ralentización del metabolismo, afinamiento del cabello
Cada mujer vive este periodo de un modo particular, pero hay manifestaciones psicológicas comunes i entre ellas el plano emocional.
Los estudios han demostrado, que la mejor intervención es recibir una atención integral, para que se pueda dar repuesta a todos los cambios que conlleva esta etapa.
Es una etapa con cambios importantes y hay ajustes en el estilo de vida que pueden ayudar como hacer ejercicio, suprimir el tabaco, alimentación saludable,... y en este aspecto los estudios han observado que las mujeres que practican Mindfulness obtienen beneficios en la disminución y en las sensaciones percibidas en los sofocos, reduce y alivia el insomnio, decrece poco a poco los lapsus de memoria, y rebaja la ansiedad y estrés.
Practicar el Mindfulness nos facilita trabajar la apertura, la conexión y el conocimiento directo de nuestro cuerpo y de nuestra mente. Permite vivir esta etapa con consciencia, posibilita abrir un espacio de autoconocimiento y así poder tomar las riendas de nuestra vida para cambiar abrazando el desborde emocional que conlleva la transición de esta etapa.
Además, la práctica del Mindfulness en la menopausia nos puede aportar:
Sensación de calma, paz y equilibrio que son la base para alcanzar el bienestar emocional.
Considerar una nueva perspectiva de las situaciones estresante, habilidades para controlar el estrés y la ansiedad.
Aumentar la autoconciencia, permitiéndonos conocernos más y a niveles más profundos.
Enfocarse en el presente, lo cual nos ayuda a percibir la realidad tal como es, trabajando nuestros sesgos.
Todas aquellas ventajas a largo plazo del control de síntomas de la menopausia.
La atención plena (o mindfulness) nos abre la puerta a vivir la experiencia a través del cuerpo con amabilidad, con serenidad, a percibir y nutrirnos de nuestro cuerpo tal y como es. No podemos modificar los cambios de nuestro cuerpo en cada fase vital, pero sí la manera como los percibimos y la forma en la que nos relacionamos con ellos.
Comprender que sucede en nuestro cuerpo en la etapa de menopausia es decisivo, para no generar o reducir la ansiedad que nos producen los cambios y para eso el Mindfulness se nos presenta como una herramienta básica.
Además, el Mindfulness nos abre la puerta al autoconocimiento, ver que tenemos en nuestro interior, como nos podemos escuchar y conectar con nosotros/as mismos/as, nos permitirá disfrutar más de la segunda mitad de nuestra vida. El autoconocimiento nos posibilita a: aceptar los cambios como parte de la vida, a aprender a cuidarnos y a amar nuestro cuerpo, a crear relaciones más sanas y a aumentar nuestra paz mental.
Afortunadamente el Mindfulness es una técnica que se puede aprender.
La atención plena (o mindfulness), es el foco que aplicas en las actividades que realizas en tu día a día, sin juzgar y en el aquí y ahora (es una definición simplificada). También puedes practicar el Mindfulness mediante la meditación.
La práctica del Mindfulness también contempla, realizar ejercicios de respiración que te permitirán conectar contigo mismo/a y/o realizar meditaciones guiadas. En mi canal hay algunas que te pueden servir. Te recomiendo que empieces con meditaciones de dos minutos y vayas aumentando. La gimnasia mental está en recuperar el foco de atención cada vez que lo pierdas. Para conseguir resultados se ha de practicar cada día, aunque sólo sea dos minutos. Esta estrategia es más resolutiva, que meditar 30 minutos un día a la semana. Te puede ayudar realizar un taller de iniciación o profundización, según sea el nivel que te encuentres, o unas sesiones individuales que se adaptan sólo a ti, aportando un aprendizaje más individualizado.
Puedes acompañar la práctica del Mindfulness, con otras actividades que te pueden beneficiar como: reservarte un tiempo para ti cada día para realizar alguna actividad que te guste, dedicarte tiempo para conectar contigo misma en un espacio de silencio, practicar el sentido del humor y reír más, pasear por la naturaleza,...
Una de las claves para vivir esta etapa de la forma más serena posible es estar abierta a las nuevas vivencias desde la aceptación, y así poder disfrutar de la placidez que trae la perspectiva de los años; todo un camino de crecimiento personal que te puede aportar el Mindfulness.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.