Imagen: Rob Ireton/Flickr
Cada vez existen más alternativas a la medicina tradicional. La medicina biorreguladora es un nuevo método que podríamos situar entre la homeopatía y la medicina convencional. Incorpora todas las ventajas de los medicamentos homeopáticos y de todos los avances de la medicina tradicional.
La medicina biorreguladora aporta una visión global del problema. Entiende que no todas las enfermedades son causadas por virus o agentes externos, sino que, en ocasiones, se producen por la debilidad de nuestro cuerpo. Por este motivo, lo que busca la medicina biorreguladora es curar la raíz del problema.
Los tratamientos de la medicina biorreguladora son muy parecidos a los homeopáticos, pero las cantidades de sus principios activos son superiores. Mientras que en la homeopatía se usan dosis infinitesimales, en la medicina biorreguladora se utilizan en torno a 20 microgramos.
Los medicamentos biorreguladores, también conocidos como de homeopatía de segunda generación, están compuestos por principios activos de origen vegetal y mineral, como los que podemos encontrar en el sistema inmune de nuestro cuerpo. Esta semejanza favorece los mecanismos de recuperación naturales del organismo. Además, no tienen efectos secundarios.
La Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria recomienda este tipo de tratamientos para enfermedades como síndromes gripales, infecciones de las vías respiratorias, fibromialgia, fatiga crónica, otitis, asma, depresión o insomnio, además de para la eliminación de toxinas.
¿Conocías este tipo de terapia?