Son juegos de color, energía de los minerales, contenido simbólico y efecto transformador.
Nos conecta con nuestra necesidad de equilibrio y de conseguir la totalidad como crecimiento personal.
Ilustra los acontecimientos significativos y contenidos en nuestro subconsciente.
La reflexión abre pequeñas puertas que conducen a la fuente creativa, la cual, una vez abierta, empieza a fluir en capas de conciencia cada vez más amplias. Proceso que confluye con toda naturalidad ya que no ponemos nuestra mente sino nos concentramos en nuestra creatividad dejando fluir lo que sentimos y reflexionando después él porque de esos colores y formaciones.
La reflexión creativa se transforma en creación reflexiva, y si esto ocurre mientras haces un mandala, tu ser interior te transmitirá una información intuitiva y meditativa.
Esta imagen funciona como un espejo y puede contener la historia de toda la vida humana, así como aspectos particulares de la personalidad que necesitan atención.
Conseguimos una reflexión consciente que podemos trasladar a otras facetas de nuestra vida.
EL MANDALA PERSONAL:
Representa el proceso de desarrollo personal en ese momento, contiene elementos surgidos de la intuición. Tiene una naturaleza meditativa y puede conducir a la transformación de la persona.
Jung vio que el propósito del desarrollo psíquico era consecución del ?SER?. En el madala, el camino siempre nos conduce al núcleo, a la individuación de la personalidad a la totalidad psíquica.
Los diseños circulares aparecen de una forma natural tanto a nivel microcósmico como macrocósmico y exhiben una estructura simétrica que se repite en cada forma y expresión individual.
?Lo que es arriba es abajo?, todo se repite en cualquier nivel de nuestra existencia.
?Cambia el mundo, pero empieza por ti?. Proverbio
HACER MANDALAS COMO PROCESO DE REFLEXIÓN
Son expresiones de nuestra necesidad innata de totalidad.
En épocas difíciles tendemos a perder nuestro mecanismo de dirección interior, necesitamos recobrar esa conexión, junto con nuestra intuición y volver a creer en nuestras capacidades.
Los mandalas nos ayudan a recuperar nuestro equilibrio psicológico mediante la terapia del arte.
COMO REFLEJO DE LA VIDA INTERIOR.
Es una expresión de microcosmos que tenemos dentro y que no somos del todo conscientes. Nos ayuda a exteriorizar sentimientos y emociones que habíamos bloqueado en algún momento de nuestra vida, liberarnos nos ayuda a tener una vida más plena.
El proceso de asimilar y transformar imágenes inconscientes se expresa en símbolos que aparecen durante el desarrollo del mandala.
Este proceso marca también el comienzo de una nueva etapa de vida, una época durante la cual se pueden experimentar, manejar y posiblemente resolver conscientemente cosas que están ocultas en lo más profundo de nuestro subconsciente.
Mientras uno trabaja en un mandala, afloran todo tipo de sentimientos, alegría, amor, paz, enfado, miedo, odio o la ira.
CUANDO UNO SE PERMITE TENER ESTOS SENTIMIENTOS Y EMOCIONES, ENTONCES PUEDE EXPERIMENTARLOS CONSCIENTEMENTE PARA TENER OPORTUNIDAD DE PROCESARLOS O TRANSFORMARLOS. ÉSE ES EL EFECTO TOTALIZADOR DEL MANDALA.
Un mandala funciona como un punto focal, como un lente que está enfocada en el interior y que refleja cualquier cosa que se está representando en la psique en un momento dado. Cuando esto ocurre, el mandala es un reflejo del alma.
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