Que es conveniente tener una actitud optimista ante cualquier adversidad. Vale también.
Que Dios aprieta, pero no ahoga. Mmmmmm... Cómo estar seguros de que sabe exactamente dónde está el puntito en el que ya no podemos respirar más...
Que una actitud entusiasta y vitalista ante la vida incrementa la probabilidad de recuperación de muchas dolencias serias. Muy cierto.
Pero, ¿y el impasse?
Ese punto muerto en el que aún no has digerido alguna situación o problema; ese momento de bajón, donde sólo quieres llorar sobre tus heridas y la autocompasión hace acto de presencia con visos de permanencia; el segundo en el que tu cerebro se atraganta con una circunstancia y comienza a enviar señales ininteligibles al resto de tu ser, el lapso de tiempo posterior a haberlo intentado todo...
Ese momento es como la GRIPE.
Una gripe de las chungas. De las malas de verdad. De esas que tienes tan dentro, que ni contagiar puedes. Intransferible. Pa" ti, toa" pa" ti. Y las gripes se atraviesan. No se posponen, ni se apartan, ni se esconden tras una puerta. Nos obligan a enfrentarlas de cara. A pasarlas, con o sin ayuda de medicamentos.
¿Has entendido el símil, verdad?
Ahora mismo, es probable que estés atravesando una gripe; o quizás, hayas dejado atrás una recientemente:
La persona que no tiene pareja y sufre de soledad no deseada a perpetuidad.
La que la tuvo, pero acabó muy mal.
La insatisfecha en un trabajo, mal valorada y mal pagada. Eso, si te están pagando.
La que no tiene trabajo y la incertidumbre come con ella cada segundo.
La indecisa ante un sinfín de posibles caminos que tomar, apremiada por el tiempo, este ingrediente que aparece en todas las salsas y que nadie mandó a llamar.
Aquélla otra con problemas económicos, que amenazan en cada momento con derrumbar su mundo.
La que nada en la abundancia de lo material, pero también en un mar de inexplicable infelicidad.
La enferma.
La que cuida al enfermo.
Podríamos seguir con un listado interminable de circunstancias que no nos apetecen nada, pero que un día, simplemente, llegan y se quieren instalar en nuestras vidas.
Quién más quién menos, está librando su propia batalla. Es por lo que siempre intento sonreir a las personas con las que me cruzo en el supermercado, la gasolinera, la universidad, en todos sitios. Intento ser amable. No soluciona mucho, pero aporta luz.
Si tienes gripe, está bien luchar, rebelarse, actuar, intentar cambiar ese estado anímico. Otras veces, la solución a esa gripe que nos atenaza no está en nuestra mano y la única opción viable es asimilar la nueva circunstancia, amoldarte a lo impuesto, dejándote llevar, fluir, aprendiendo, porque de ella sacaremos muchas cosas buenas.
Ante procesos gripales agudos lo mejor es el movimiento. No te quedes parado. No te diré mucho mucho más, no quiero abusar de psicología facil.
Es muy sencillo dar consejos, la teoría la sabemos casi todos, pero recibirlos y ponerlos en práctica... es como si una parálisis se hubiera adueñado de lo que somos, de todo lo aprendido en el pasado. Cuando esto ocurre, lo mejor es caminar, caminar y seguir caminando, la gripe pasará por sí sola.
Tengo una amiga muy puesta en temas espirituales y el otro día me confesó cómo soluciona ella muchas cosas:
"Cuando no sepas qué hacer ante una situación difícil, envíaselo al universo para que él lo resuelva"
"Le dices que se lo vas a mandar y que lo arregle lo mejor que pueda"
Desde ese día, tengo conexión directa con el universo, nos estamos enviando cosas todo el rato y, aunque es un poco lento para mi gusto, no lo hace del todo mal. Muchas veces, la clave está en confiar, tener paciencia y caminar, hacer cosas, la solución nos pillará en movimiento.
Siempre con love, hoy preparando una carta para el universo,
Brujuleia ;-))))
Imágenes: Pinterest de Me pasa, a veces... ¡Qué descubrimiento este tablero y su web!
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