La lesión de ligamento cruzado anterior puede producirse por la rotura parcial o completa del mismo y suele originarse por traumas relacionados con esta zona que se hayan presentado con anterioridad. Ya que las personas que practicamos deporte con frecuencia estamos más propensos a sufrir de este mal es importante conocer todo acerca de él con el fin de prevenirlo o saber qué hacer en caso de que se presente.
¿Qué es el ligamento cruzado anterior?
Se conoce como ligamento a las fibras que sirven para unir ciertos huesos y que permiten algunos movimientos en las articulaciones. Esta clase de movimientos son los que mayormente utilizamos en el deporte y ahí es donde radica el riesgo de lesión debido al uso.
Ahora bien, el ligamento cruzado anterior es exactamente una de las partes más importantes que componen a nuestras rodillas, siendo la fibra que sirve para unir al fémur con la tibia. El nombre “cruzado” viene a que tanto el anterior como el posterior se cruzan dentro de la rodilla.
Sin embargo, para muchos médicos el ligamento cruzado anterior es el más importante de esta zona ya que su principal función es para estabilizar la rodilla y evitar que la tibia llegue a descolocarse del fémur.
Las causas más comunes de la lesión de ligamento cruzado anterior
Existen 4 formas más frecuentes en las que podemos llegar a lastimar nuestro ligamento cruzado anterior. Las cuales se resumen en:
- El varo: es una rotación de rodilla la cual consiste en el arqueamiento de las mismas donde quedan desacomodadas de la línea media. Se presenta con mayor frecuencia en futbolistas.
- El valgo: este es más común para aquellas personas que practican esquí. Es un trauma que afecta sobre todo a la zona medial colateral pero que suele extenderse al ligamento cruzado anterior.
- Sobre extensión repentina: esto le suele pasar también con mucha frecuencia a los futbolistas y tan solo el ligamento cruzado anterior se ve afectado por un movimiento del mismo.
- Que se agriete el propio ligamento: sucede cuando el ligamento cruzado anterior se encuentra deshilachado por sí mismo lo que incurre en la rotura parcial.
Cómo prevenir las lesiones en el ligamento cruzado anterior
Debido a lo frecuente que es esta lesión, existe gran cuidado tanto de la parte médica como deportiva para prevenirla lo mayor posible; sobre todo por el hecho de que es bien conocido que los ligamentos no son una estructura que sanen por su cuenta, y que en algunos casos ni siquiera la intervención quirúrgica sea los suficientemente efectiva para que el afectado pueda volver a sus actividades deportivas normales. Ello sin contar las posibles lesiones a gran escala que podrían producirse a causa de un ligamento cruzado anterior dañado.
Entonces, ¿cómo podemos prevenir una lesión de esta clase? Pues bien, lo que la mayoría de los expertos recomiendan es que incluyamos a nuestros entrenamientos ejercicios que nos ayuden a fortalecer los músculos de la zona del cuádriceps y practicar nuestra técnica de carrera hasta llevarla a cabo lo mejor posible.
Cómo se realiza el diagnóstico de esta lesión
Los síntomas de una lesión de ligamento cruzado anterior no son fáciles de identificar, ya que el dolor, al ser leve, complica la tarea de ubicarlo y la manera en como esté inflamada la rodilla influye también.
La manera más óptima que utilizan los médicos para deducir si efectivamente existe una lesión de ligamento cruzado anterior es evaluando nuestra historia médica para conocer cuál es el trauma producido y si antiguamente ha existido alguna condición para que se produzca dicha lesión.
Como la inflamación de la rodilla es un factor importante para saber el estado de la lesión, el médico deberá realizar una prueba donde mueve la rótula de una manera que si rebota quiere decir que sí está presente. Y si directamente el ligamento se encuentra roto ni siquiera seremos capaces de soportar el dolor. Existen otra clase de pruebas, pero todas están orientadas en base a la inflamación de la rodilla.
Tratamiento y rehabilitación de lesiones en el ligamento cruzado anterior
Existe una manera conservadora en la que podemos tratar una lesión de ligamento cruzado anterior, sin embargo, en más ocasiones de las que nos gustaría (sobre todo para nosotros los deportistas) la cirugía siempre es la opción más viable si buscamos un resultado efectivo. A continuación, te estaremos hablando de estas dos formas de tratar con este mal.
Para llevar a cabo el tratamiento más conservador es necesario el uso de muletas, férula o algún aparato que funcione para quitarnos el peso de nuestro cuerpo de cualquiera que sea la rodilla afectada. Antes que nada, es importante que realicemos ejercicios leves de contracciones en el área del cuádriceps para luego proceder a la inmovilización.
Cuando la inflamación y el dolor hayan disminuido considerablemente ha llegado el momento de que pongamos en práctica ejercicios para estabilizar la rodilla (concéntricos y excéntricos). Y para mejorar el equilibrio contamos con los ejercicios inestables.
Como hemos ya mencionado, de esta clase de tratamiento es muy difícil conseguir resultados reales ya que a la mayoría de los pacientes solo les provoca la degeneración de las articulaciones o alguna otra clase de problemas a corto plazo.
Por otra parte, tenemos la intervención quirúrgica para la cual es necesario que acudamos a fisioterapia antes de la misma con el fin de reducir la inflamación y los dolores, ya que es imposible tratar con una estructura de nuestro cuerpo que esté inflamada para los médicos. Al mismo tiempo que eliminamos las debilidades de la zona para una mejor rehabilitación.
Una vez la intervención se haya llevado a cabo con éxito, es necesario que el período de rehabilitación sea lo suficientemente largo (de 6 meses como mínimo) para seguir las instrucciones que nuestro médico indique.
Con esta rehabilitación seremos capaces de eliminar el dolor por completo, volver a tonificar los músculos, ir poco a poco practicando los movimientos del deporte nuevamente y curar las demás zonas del miembro que se hayan visto afectadas.