Quizás debas dar un repaso a vuestros niveles de intimidad, el ingrediente imprescindible de las parejas que funcionan.
Y te preguntarás, “¿Qué es la intimidad?”
Es la complicidad, la conexión, la empatía con el otro… En resumen, aquella mirada que intercambiáis y sin deciros nada, sabéis qué es del otro y qué es del uno.
Si te invade esa incómoda sensación de distanciamiento y frialdad y los elementos del listado que te presento no están ocurriendo, ya lo tienes. Se le llama intimidad.
Gozáis de una buena dosis de sensualidad y afecto Esto implica momentos de sofá y cama, arrumacos, caricias, besos y un largo etcétera. Todo lo que suponga sentir al otro cerca corporalmente, el piel con piel y el respirarse cerca. El sexo, más allá de la pasión, es un surtidor de intimidad. Por este motivo, las parejas que gozan de una buena vida sexual, se sienten mucho más unidas y conectadas. A menudo, cuando algún miembro de la pareja requiere sexo, lo que está pidiendo a gritos es intimidad. Pero su manera de resolverlo es recurriendo a aquel momento en que, seguro, su pareja estará disponible para él o ella, sin tele, sin móvil y sin obligaciones de las que ocuparse.
Puede que el sexo lo solucione, aunque muy probablemente también conversar abrazados o acariciándoos en el sofá sin nada más.
Conversáis La rutina, los quehaceres cotidianos y los compromisos sociales de ambos hacen que, buena parte de vuestras tertulias, se basen en resolver todo lo que ello conlleva. Lo que llamamos comunicación instrumental: “¿Qué llevamos a la comida de tu madre?”, “Hoy he comprado salmón para cenar”, “Saca el coche del garaje que mañana tengo que colocar el mío”, “¿Te parece bien que a finales de mes vayamos a ver a Javi y a Eva?”. Habláis y habláis, pero no os comunicáis íntimamente. No intercambiáis cómo os sentís, lo que os preocupa o simplemente lo que os gustaría que ocurriera entre vosotros.
Hay otros temas más urgentes, aunque no tan importantes.
Sois una piña Con sólo veros, os entendéis e intuís cómo os sentís. Podéis estar en una cena y, sin apenas comunicaros, podéis leeros entre líneas y negociar el momento de iros o buscar complicidad en el otro con aquel comentario inapropiado del de al lado. Os conocéis, sentís el apoyo del otro y esa sensación de incondicionalidad. En resumen, os preferís por encima del resto.
Os gustáis Resulta algo obvio pero que, en ocasiones, muchas parejas ponen en duda. Es saber que la otra persona te admira, le atraes y se siente afortunada de tenerte cerca. Su no verbal te lo hace saber y esa sensación la percibes por todos los poros de tu piel. Tu forma de pensar, actuar, de bromear e incluso tus rarezas, le gustan y a ti las suyas, os tenéis devoción.
Tenéis momentos sólo para vosotros Ir a hacer la compra, acudir juntos a esa barbacoa multitudinaria o ir a IKEA, no los daremos por válidos. Hablo de aquellos momentos en que compartís ocio y momentos privilegiados sólo para vosotros, sin tener que haceros cargo de nada más. Si estando solos os sentís vacíos, agobiados e incluso aburridos, es más que probable que para tapar tal problema, acabéis llenando vuestro tiempo con distractores. Pero, ¿Qué hay de vosotros cuando os encontráis? Una pareja que no se construye hacia dentro, no puede funcionar hacia fuera.
Recuerda, primero el “Yo contigo y tú conmigo” y luego el “Nosotros con lo demás y los demás”.