La copa menstrual es un dispositivo que tímidamente se va dando a conocer, pero que va entrando con paso firme en la vida de numerosas mujeres.
Su material respetuoso con la vagina y sus múltiples posibilidades, hacen que este invento poco a poco vaya desbancando a los clásicos tampones y compresas desechables.
El hecho de permitir su reutilización con una duración aproximada de entre 5-10 años, hacen de este invento un gran aliado de la economía y de la sostenibilidad medio ambiental.
Si pensamos en que, una mujer aproximadamente a lo largo de su vida tendrá un promedio de 500 ciclos menstruales y en cada uno de ellos, un promedio de 5 días de menstruación, (Tómese el promedio como algo figurado y entiéndase que en cada mujer será diferente), tendríamos que, aproximadamente una mujer estandard se pasa menstruando unos 2500 días. Si esto lo traducimos en años… Queridas amigas, pasamos 6,8 años de nuestra vida con la menstruación. Es un dato para reflexionar seriamente sobre la necesidad de naturalizar, dignificar y aceptar la menstruación como una parte más de nuestra vida.
Vamos a pensar ahora en el gasto económico y de materiales no biodegradables empleados de forma simbólica.
Si con el uso de tampones o compresas habría que realizar un promedio de 4 cambios al día, aplicando unas operaciones simples matemáticas tenemos que, realizamos aproximadamente 10.000 cambios de compresas o tampones.
Si la caja de 32 unidades de tampones de la marca Tampax cuesta 4.40€, encontramos que, habremos gastado solo en tampones unos 1400€.
Con una copa menstrual el gasto aproximado sería de unos 60 euros para las mismas condiciones.
Más allá de lo económico, una de las cosas que suceden cuando se comienza a utilizar la copa menstrual, es que la lubricación del interior de la vagina no se ve afectada. Los tampones absorben el contenido menstrual, pero como buenos absorbentes que son, se llevan todo aquello que implica humedad. Eso significa que la lubricación natural de la vagina es preservada, siendo esta una fuente de protección natural y primaria de la misma. En el caso de las compresas, el mantener esas condiciones de humedad, durante horas, con los materiales empleados actualmente en su fabricación, se favorecen las condiciones para cultivar microorganismos patógenos y para macerar la piel.
El uso de la copa menstrual conduce, de forma sutil pero contundente, a un autoconocimiento y una reconciliación con nuestros fluidos. Lleva a percibir cómo evoluciona la composición, la cantidad, el color y la expulsión de la menstruación. Descubre el verdadero olor de la menstruación (huele levemente a sangre, nada mas) y plantea que quizá, los componentes de los productos empleados hasta ese momento transformaban ese olor a través de la combinación entre químicos y materiales.
Permite ver algo más que unas manchas más o menos rojas, rosas o marrones en un paño de semiplástico blanco inmaculado o en un cilindro algodonoso blanco resplandeciente. Lo que ves es tu sangre, es tu endometrio, es parte de ti, parte de tu útero, de tu salud.
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