Podemos entender la condromalacia como un deterioro progresivo del cartílago de la rótula que es el encargado de proteger a ésta cuando tiene que trabajar. En resumen, se podría resumir como una artrosis específica de la rótula.
¿A qué se debe?
La condromalacia aparece por una mala alineación de la articulación debido a una descompensación del cuádriceps, que es el músculo que se encarga de hacer extender la pierna. Al descompensarse tira de un extremo por los alerones provocando que la rótula se desplace y roce de manera errónea. Las causas originales de esta rotación pueden ser traumatismos, afectaciones de la marcha o propias lesiones articulares (artrosis, artritis...). Raras veces su origen es otro.Una de las lesiones más frecuente de la parte anterior de la rodilla es la 'rodilla del corredor' que es una manera de nombrar la condromalacia rotuliana en el deportista. Ésta es muy común en los corredores principiantes y en los más veteranos, en los que la capacidad muscular no está íntegra. Además, aquellos que tienen la pelvis ancha son más susceptibles de padecerla, ya que hace que el fémur rote hacia adentro, originando así más rotación en la propia rodilla. Todo esto explica también que sea más frecuente en el sexo femenino que en el masculino.
¿Qué riesgos pueden aparecer?
La condromalacia cursa con rigidez de la rodilla después de haber estado demasiado tiempo en una postura, seguido de un dolor agudo. Éste empeora al ponerse en cuclillas y al arrodillarse, y la rodilla suele doler más cuando se bajan escaleras o se corre pendiente abajo. Empieza con una molestia que va agravándose con el tiempo, puede haber un poco de hinchazón alrededor de la rótula y como una sensación arenosa por debajo de ella.Su tratamiento se basa en evitar todo aquello que agrava la lesión, posiciones de alto grado de flexión, ascenso y descenso de escaleras, evitar rampas y bicicleta contra resistencia. Además se suelen emplear medidas de fisioterapia (ultrasonidos y electroterapia), movilizaciones de la rótula para evitar adherencias y medidas analgésicas y medicación concreta para disminuir el deterioro. En caso de que esto no surta resultado se puede optar por una intervención quirúrgica para limpiar la articulación y, en ocasiones, la inyección de ácido hialurónico u otra infiltración siempre y cuando lo aconseje el especialista.
Raúl Bravo, fisioterapeuta.
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