Las causas de las que se hablan en los diarios médicos son muchas y repetidas. Pero existen otras que se mencionan menos, como son algunas enfermedades que dificultan o pueden imposibilitar la maternidad, ya sea impidiendo la concepción o siendo causa frecuente de aborto espontáneo.
Una es la celiaquía, que requiere de un buen diagnóstico. Si no se descubre a tiempo, pueden producirse anticuerpos por una alimentación indebida y acabar en un aborto espontáneo en los tres primeros meses.
En el caso del varón, no se relaciona la infertilidad con este problema. En la mujer, por contra, se recomienda la congelación de óvulos, pues existe un riesgo muy elevado de sufrir menopausia precoz o fallo ovárico prematuro.
Los problemas durante el desarrollo del bebé no terminan ahí. La falta de vitaminas y minerales que se puede generar son posibles causas de enfermedades graves, como la espina bífida.
El hipotiroidismo también supone riesgos importantes: dificultades del desarrollo psicomotor y retraso mental. Se puede evitar con una mayor monitorización y el tratamiento correcto pautado por el endocrinólogo con la cantidad necesaria de levotiroxina sódica, hormona que sustituye a la tiroxina de la tiroides. En la alimentación, la experta Fulvia Mancini, Directora Médica de Clínicas Eva, resalta la importancia de utilizar la sal yodada para la correcta evolución del feto.
El hipotiroidismo sí afecta a ambos sexos. La diferencia es que el hombre recupera la normalidad en pocas semanas bajo tratamiento, mientras que en la mujer puede provocar infertilidad a largo plazo, dado que en palabras de Mancini, "las mujeres con patología tiroidea autoinmune tienen tendencia a perder su reserva ovárica más rápidamente".
Por otro lado están el Síndrome del Ovario Poloquístico (SOP) y la endometriosis, que son enfermedades que pueden denominar a un embarazo "de riesgo". Se puede tener un embarazo normal y sin problemas pero, a su vez, pueden causar abortos prematuros o complicaciones en la concepción.