De ahí que, una vez evolucionado a nuestro más próximo ancestro (Homo Sapiens), los hombres han seguido con la utilización de la arcilla como medicina. La arcilla ha sido utilizada en todos los continentes por la mayoría de los humanos y para muchos usos. Hoy en día los animales salvajes siguen ingiriendo arcilla y bañándose en barro. Nosotros nos hemos olvidado de ella, reemplazada por la medicina alopática, como tantos otros remedios y prácticas, hoy casi olvidados.
Pero ella no nos olvidó. Sigue ahí, disponible para aliviarnos y curarnos de muchas dolencias.
Beneficios del uso de la arcilla
La arcilla interactúa con el cuerpo gracias a su mezcla con el agua.
Por un lado, absorbe la inflamación, las células dañadas, las bacterias y todo lo que es nocivo y dañino, y por otro lado actúa como un depósito gigante que proporciona localmente una fuente de minerales y oligoelementos necesarios para la reconstrucción de los tejidos. Acelerando notablemente el proceso de curación.
La arcilla no conlleva ningún efecto secundario, ni alergias ni reacciones de ningún tipo. Es muy bien tolerada por la gran mayoría de las personas. Tampoco hay sobredosis con la utilización de la arcilla. A lo sumo la arcilla no hace efecto pero no perturba el funcionamiento del cuerpo. Y lo más probable si uno siente una molestia en caso de ingerirla, es que la arcilla está actuando y modificando unos equilibrios que no eran sanos, lo que puede provocar malestar. En estos casos, habría que proseguir bajo supervisión médica. La arcilla ensucia y es engorrosa de utilizar, pero no mancha, ni degrada., ni tapa las cañerías (no abusar!).
La arcilla trata todo tipo de dolencias físicas, en uso externo sobre todo el dolor. Es eficaz para todo tipo de dolor.
Es un potente antiinflamatorio que alivia rápidamente y permite una curación acelerada y definitiva.
Sirva para tratar:
Tanto los dolores musculares como los articulares,
las tendinitis,
los esguinces y golpes,
las heridas abiertas,
las quemaduras,
las infecciones cutáneas,
el acné,
los dolores menstruales,
las migrañas,
los lunares inflamados,
los dolores crónicos,
la artritis y la artrosis...
En resumen, todo lo que provoca un síntoma de dolor puede ser aliviado con arcilla.
Aplicación de la arcilla
Como es un producto inocuo, se puede utilizar en automedicación.
Uso externo
Se aplica en cataplasma en la zona afectada (rodilla, tobillo, muñeca, mano, brazo, pierna, pecho, espalda, garganta,...) directamente sobre la piel y se deja actuar entre 1h30 y 3h.
No tiene que secarse. Se tiene que renovar el tratamiento si la sensación de dolor persiste, hasta su completa desaparición. Pero la arcilla trata también los hongos de la piel y la psoriasis y el herpes.
Uso interno
La arcilla no solamente actúa de manera externa, también en uso interno. Tenemos que cuidar también nuestros órganos internos y sobre todo el sistema digestivo, donde se concentra el 80% de nuestro sistema inmunitario y de donde provienen el 80% de las enfermedades que nos afectan. Y nunca lo cuidamos. Nunca esta vacío y sin trabajar, porque hacen falta entre 8 y 12 horas para hacer una digestión completa, dependiendo de los alimentos y el metabolismo de cada uno. Comemos cada 4 horas durante el día y cada 8 horas en la noche. No puede descansar y cuidarse solo. Lo que favorece un terreno ácido, propicio a la aparición de las enfermedades.
Ingiriéndola diluida en un vaso de agua o espolvoreada en los alimentos, la arcilla tiene numerosas e importantes virtudes. La arcilla remineraliza todo el conducto digestivo tapizándolo de una capa protectora, permitiendo la cicatrización de pequeñas heridas internas, envuelve las bacterias dañinas y las evacua en las sales, alcaliniza el entorno digestivo, elimina los gases y ralentiza el proceso digestivo lo que permite sacar más provecho de los alimentos. Cuidado con las personas sujetas a estreñimientos y constipación, que todavía ralentiza más el tránsito. Consultar antes de usar.
Otros usos y ventajas
También se puede utilizar la arcilla, como complemento y alivio de los efectos secundarios de la quimio y radioterapia. Sin reemplazar los efectos de la medicina alopática, la arcilla permite reducir mucho los efectos colaterales indeseados.
Además, en caso de la quimioterapia, la aplicación de cataplasma justo después de la inyección o la toma (pastillas), sobre las partes afectadas (pecho, estomago,...) va a concentrar la quimio en este lugar y reforzar mucho su acción, aumentando su eficacia y evitando que el 70% de la quimio se diluya en el cuerpo sano. Además elimina rápidamente el sabor que persiste en la boca después de la inyección, evita las nauseas y el malestar. En el caso de la radioterapia, la arcilla hará desaparecer la sensación de vibración en los dientes, común a los pacientes, evitará las quemaduras e irritaciones de la piel, neutraliza las radiaciones dañinas (los trabajadores Japoneses después de la catástrofe de Fukushima, bebían agua de arcilla después de una intervención). Como en el caso de las bacterias malignas que la arcilla evacua en nuestras sales, la arcilla envuelve las células radioactivas, las neutraliza y las evacua en las sales.
Para curar nuestras mascotas de muchas dolencias. Tendinitis, problemas articulares como la artritis y la artrosis, problemas de piel como la sarna y afecciones cutáneas. Heridas abiertas o internas. Puede ser un poco complicado, pero vale la pena, sobre todo porque los animales son muy sensibles a los medicamentos químicos y muchas veces no los toleran. Para los caballos también, la arcilla es muy beneficiosa, porque sufren mucho de los tendones de las patas. La aplicación de arcilla permite una curación rápida y definitiva si está bien hecha y terminada.
Algunas reflexiones
La arcilla ha curado a humanos y animales desde siempre, como las plantas, pero hemos tomado otro camino con la medicina alopática. Hoy en día, la gente quiere poder opinar sobre la manera en que está siendo tratada, y hay una vuelta a terapias mucho más naturales y respetuosas con el cuerpo humano, la arcilla es una.
El problema es que estas terapias no interesan a los grandes laboratorios que hacen la investigación, porque son del dominio público, son abundantes y baratas, y fáciles de usar por uno mismo, así que no hay estudios exhaustivos sobre ellas y lo que curan. Con la arcilla pasa lo mismo, no sabemos exactamente cómo funciona y sobre todo no sabemos qué es lo que cura y lo que no. No conocemos su alcance, aparte de pequeños estudios individuales, locales y limitados en el tiempo y con una población estudiada demasiada pequeña, pertinentes pero no exhaustivos. Lo que hace que hoy todavía haya muchas incógnitas e ignorancia que impiden una más grande utilización de este material tan esencial (Dios creó los humanos con arcilla...) y tan desconocido.
Lo único que la arcilla necesita para curarnos, es un poco de nuestro tiempo.
Sébastien Magniny
Terrapia