Desde que estamos pequeños nos enseñan a lavarnos los dientes con una pasta abrasiva con flúor y esencias para un buen aliento. Insisten en que la regularidad del cepillo después de cada comida es muy importante para guardar la boca sana y los dientes en buen estado. ¿La pregunta del millón que nos podemos hacer es porque el flúor? ¿Para qué sirve el flúor en las pastas dentales?
Si buscamos en internet, podemos encontrar esto:
Este producto otorga tres beneficios a los dientes: aumenta la resistencia del esmalte, es antibacteriano, o sea, que actúa frente al crecimiento de bacterias que producen el sarro, y permite remineralizar la capa del esmalte.
Mi pregunta es: ¿cómo un metal pesado (como el plomo), muy dañino por la salud, del cual existe bombas (Bombas de flúor) muy letales, del cual si lo tiramos a un río mata a todos los peces y la fauna de este en una porción importante, lo podemos encontrar en un producto tan sensible como una pasta dental? El flúor es muy nocivo para nuestra salud, se acumula en el cuerpo y no actúa de inmediato sino que ataca lentamente el sistema nervioso que lo alberga a largo plazo.
Aunque hay controversia de los pros y contras del flúor, un estudio del Laboratorio de Psicobiología de la Universidad de Guadalajara afirma que cuando este elemento se acumula en el organismo genera efectos nocivos en distintos tejidos del organismo, particularmente en el sistema nervioso, sin producir malformaciones físicas previas.
Me parece muy raro que una substancia con tanta peligrosidad entre en la composición de un producto tan necesario como la pasta dental y además con posibilidades de absorberlo (boca).
Contra todo esto existen pasta dentales sin flúor que son muy buenas y que nos evitan la ingestión de una tan nociva sustancia. Hoy nos concentraremos sobre las pastas dentales a base de arcilla.
La arcilla es una materia abrasiva muy fina (>5 micras), absorbente, remineralizante y con un alto poder de absorción y adsorción.
Los principales 4 problemas
En la boca nos encontramos con 4 problemas mayores:
las caries,
el efecto frío/calor,
las pequeñas sangrías de las encías y
el mal aliento. La caries
La caries vienen de una acumulación de azúcares sobre el esmalte de los dientes que crea una solución ácida que las ataca hasta llegar hasta la pulpa y hacer un agujero profundo y desarrollar una infección. El poder alcalinizante y neutralizante de la arcilla permite contrarrestar esta dinámica y limitar mucho la aparición de las caries además de equilibrar la saliva hacia un Ph neutro menos nocivo.
El efecto del contraste frío-calor
El efecto frío/calor también viene de una pérdida de eficacia del esmalte de los dientes atacado por el ácido del azúcar que comemos. Cuando hay demasiado ácido la fina capa de esmalte que cubre los dientes se disuelve y los deja al descubierto y muy sensible. Así que cuando entra aire frío en la boca cuando respiramos o cuando comemos un alimento muy frío (helado), tenemos una sensación de hipersensibilidad en los dientes muy molesta.
Aquí también, la pasta dental con arcilla es una buena solución para restablecer la barrera de esmalte que protege nuestros dientes. Con su poder alcalinizante y remineralizante la arcilla va a permitir que se reconstituye esta protección vital para la dentadura.
Las pequeñas sangrías de encías
Las pequeñas sangrías de las encías a la hora de morder un alimento duro (manzana por ejemplo), también llamados gingivitis, provienen de una debilidad de nuestras encías. Cuando el cepillado no es lo bastante seguido, que la pasta dental es de mala calidad o que nuestro estilo de vida nos provoca estrés, añadido a una mala alimentación, nuestras encías se vuelven rojo oscuro, blandas y sangrantes.
Unas encías en buen estado son rosas pálidas y duras. Esto puede acarrear problemas mucho más importante si no está bien tratado, hasta la pérdida de dientes. Aquí también la arcilla es muy útil. Su poder de absorción y de absorción (el efecto de adsorción es la capacidad de la arcilla a pegarse y envolver bacterias o partículas, como cuando tiramos un chicle masticado en la arena. El chicle se va a cubrir casi inmediatamente de arena que lo va a neutralizar, y va impedir que se pegue más y que huela más) es muy útil.
También hay que evitar los depósitos que se forman donde el diente se junta con la encía con un buen cepillado 3 veces al día. Con un cepillado regular vamos a permitir conservar los dientes limpios pero también fortalecer las encías y remineralizarlas en profundidad. Las encías tratadas con arcilla vuelven a su color rosa pálido de origen rápidamente y los sangrías desaparecen. Puedes morder la vida a plenas dientes.
El mal aliento o halitosis
El último, la halitosis. Los olores de la boca o mal aliento. Pueden venir de diferentes factores. Una falta de saliva que impide una buena limpieza de la boca, beber alcohol o fumar, comer ciertos alimentos (ajo, cebolla, café,...). Pero lo más corriente es que el mal aliento provenga de la descomposición de restos de alimentos en la boca misma, que atacan los dientes y las encías. Esta descomposición de materia orgánica genera bacterias que son las que producen los malos olores.
Para evitar este proceso, el primer consejo es lavarse los dientes después de cada comida (o sea 3 veces al día), para impedir la acumulación de restos alimenticios en los dientes y su descomposición en la boca. El segundo consejo es utilizar una pasta dental con arcilla. De hecho el efecto de adsorción de la arcilla encuentra toda su utilidad a la hora de envolver estas bacterias malolientes de nuestra boca y eliminarlas en los sales. Y esto por un tiempo largo del día.
La pasta dental con arcilla puede ser un aliado valioso para nuestra higiene bucal:
Alcaliniza el medio y la saliva y reduce la sensibilidad de los dientes, cuidando el esmalte y evitando las caries.
Restaura la salud de las encías, ayudando a remineralizarlas y hacerlas resistentes y fuertes.
Impide la proliferación de bacterias provenientes de la descomposición de los alimentos estancados en la boca y el mal aliento. Y todas estas virtudes sin ningún ingrediente dañino por nuestra salud, al contrario, y con una sensación de placer a la hora de lavarse los dientes que habíamos olvidado.
¡Lo único que necesita la arcilla para curarnos es un poco de nuestro tiempo!