Sin ir mucho más lejos, el primer post que publiqué en mi blog se centró en este aspecto y aún es uno de los posts que más visitas y compartidos tiene de La Sana Motivación. Puedes leerlo aquí si aún no lo has hecho: 12 acciones para ser más feliz.
Sin embargo, hay muchísimas más cosas que podemos hacer para ser un poco más felices en nuestra vida, algunas de ellas muy simples como las que te propongo en ese post y en algunos otros, y otras como la que te traigo hoy, que pueden parecer algo contradictorias o incluso inverosímiles.
¿De qué hablamos?
Del desapego.
El DRAE define el desapego como la falta de afición, interés, alejamiento o desvío.
Como puedes observar, el término encierra cierto matiz negativo. Por tanto, cuando hablamos de que alguien es desapegado (por cierto este adjetivo no está recogido en el DRAE, por lo que su uso es incorrecto) o más bien que no tiene apego, en cierto modo estamos expresando que hay algo malo con esa persona.
Es más, en el diagnóstico de algunas patologías mentales se usa el desapego o incapacidad de apego como un indicador.
No obstante, si has leído alguna vez algo sobre filosofía oriental puede que conozcas la importancia y valor del desapego en el Budismo o en el hinduismo para alcanzar la plenitud.
Este enfoque del desapego está más cerca de la capacidad de desligarse, de liberarse de lo que nos ata o retiene que de la imposibilidad de conectar con lo que nos rodea. Se asienta en la idea de que el sufrimiento es causado por algo que ansiamos o en lo que estamos anclados. Por tanto, no es extraño pensar que el desapego es un paso más hacia la felicidad.
En cualquier caso, mis conocimientos sobre filosofía oriental son escasísimos, lo poco que sé es por la práctica de yoga, así que en este post no me centraré en una visión filosófica o científica sobre el desapego, sino en mi propia interpretación y experiencia sobre el mismo.
El apego a las personas que nos rodean y nos quieren es sano y necesario...hasta cierto punto. Estar con los seres queridos es fundamental para nuestro desarrollo, como seres sociales que somos, y para nuestra felicidad, sin embargo, también es necesario ser capaz de dejar ir, de desprendernos.
Hay veces que ponemos demasiado de nuestra energía y nuestros sentimientos en personas que no nos corresponden de la misma forma o al menos que no parecen hacerlo. Entonces nos esforzamos por mantener el vínculo una y otra vez, lo que nos genera decepciones que nos hacen pasarlo mal.
En muchos casos, no es que esas personas no sientan amor hacia nosotros o no quieran mantener el vínculo, sino que para ellos, su forma de expresar ambas cosas es diferente a la nuestra.
Evidentemente si quieres a alguien y tienes esta experiencia, el resultado será sentirte decepcionado, poco querido y triste.
¿Y es esto realmente necesario?
La respuesta es un rotundo no.
¿Y qué hacer?
1. Entender que tu forma de querer no tiene que ser la forma de querer del prójimo
Somos nuestras experiencias y circunstancias.
Las experiencias que vivimos cada día son las que determinan junto con el factor biológico lo que somos. Y lo que vive una persona es totalmente diferente a lo que viven todas las demás. Incluso el mismo suceso vivido por hermanos gemelos es experimentado de diferentes formas.
Por eso, el cómo tú sientas y expreses el cariño no tiene que ser de la misma forma que otra persona.
Pero ¿quiere decir eso que debes cambiar tu manera de querer? ¿Que debes resignarte a sentirte frustrado por no recibir el amor que tú crees que mereces o que simplemente debes alejarte de los demás para no sentirte decepcionado?
Ninguna de las tres. Hay otra opción más sana.
2. Practica el desapego
El otro día vi esta imagen que creo que expresa claramente lo que quiero decir.
No es cuestión de dejar ir a la gente a la que quieres, alejarte de ella o vivir sintiéndote frustrado, es más bien cuestión de aprender a dejar ir a esa parte de ti que está anclada en ellos y que te provoca decepciones.
Podría simplificarlo diciendo que mejor no hacerse expectativas en función de lo que tú das, sino simplemente disfrutar de lo que recibes.
El problema es que nos creamos expectativas en función de lo que nosotros sentimos, de cómo nosotros nos expresamos o de cómo nosotros actuamos.
Ponemos esa imagen nuestra en la otra persona y esperamos que nos devuelva el reflejo de lo que damos.Pero la otra persona no es un espejo.
Tú has decidido entregar esa parte de ti a la otra persona, así que ¿por qué esperar a recibirla de vuelta?
A cambio, disfruta de lo poco o mucho que el otro decida darte y aprende a decidir consciente en qué relaciones y en qué personas invertir más o menos de ti.
Por eso, es hora de soltar amarras y dejar ir. Dejar ir esa parte de ti que está anclada en el otro. Y te aseguro que haciendo esto, te sentirás más libre y feliz.
Y no creas que el desapego solo es útil en nuestras relaciones con otras personas, aún funciona mejor con las cosas materiales y con las circunstancias de nuestra vida.
1. Distingue entre el "quiero" y el "necesito"
Hoy en día, con el bombardeo al que estamos sometidos en Internet y la televisión con la publicidad, es fácil sentirse desgraciado por no tener todas esas cosas que creemos necesitar. No digo que vayas ahora por la vida en plan asceta, pero sí que sepas distinguir claramente de las cosas que son necesidades (y dentro de estas puedes hacer varias categorías también) y las que son puros caprichos.
Aún recuerdo cómo hace años, cuando leía de forma asidua revistas y blogs de moda, me sentía algunas veces algo frustrada por no poder tener muchas de las cosas que sacaban algunas blogueras. Afortunadamente para mí, me di cuenta de que aquello era absurdo.2. Acepta que a veces ocurren cosas que no nos gustan y que están fuera de nuestro control
Ya lo sabes, las "putadas" ocurren y lo hacen independientemente de lo buena persona que seas. Simplemente son situaciones de la vida por las que pasamos y ante las que tenemos dos opciones: sentirnos desgraciados y hacerlas pesadas cargas atadas a nosotros, o por otro lado, practicar el desapego y dejarlas ir junto con esa parte de nosotros que sufrió por ellas.3. Sé honesto con tus metas y prioridades
Hablando con una amiga este fin de semana, me contaba que ha pasado por un cambio reciente en su vida. Gracias a la "intervención" de su pareja, su suegra y un primo, ha podido darse cuenta de que realmente no estaba llevando la vida que le hacía feliz.
Estaba totalmente centrada en lograr metas, casi siempre académicas, pero el lograrlas le proporcionaban breves espacios de felicidad porque en cuanto lograba algo, sentía la necesidad de ir por otra cosa.
Así ha logrado una meteórica carrera profesional y académica que con su corta edad podrían ser la envidia de mucha gente.
Sin embargo, ella se ha dado cuenta de que aunque gran parte de esos logros son la base de su sustento actual y que su trabajo le encanta, el resto (las ponencias, las publicaciones, el ambiente de competitividad en el entorno académico...) no son más elementos que sirven para inflar el ego. Se ha dado cuenta de que realmente es feliz rodeada de la gente que quiere y que a ellos poco les importa si tiene una publicación más o una menos.
Por eso, me decía que ha cambiado todas sus prioridades en la vida, que ahora prefiere disfrutar de otras cosas y de la gente querida, aunque todo esto ha sido un cambio muy duro.
Y sí, es duro porque supone dejar ir una parte de nosotros que nos ha acompañado por mucho tiempo. Dejar ir a las metas y prioridades que tal vez hemos tenido durante toda nuestra vida, pero que en muchos casos, no las elegimos nosotros de forma consciente, sino que más bien fueron el resultado de lo que otros esperaban de nosotros.
Dejar ir esa parte de nosotros y dar paso al yo más puro, permitiéndonos a nosotros mismos ser felices de verdad.
Solo es cuestión de elegir.
Yo ahora me despido, pero no sin antes dejarte esta canción. Primero porque precisamente trata de eso, de dejar ir las cosas que nos atan y nos hacen sufrir y segundo porque es de una de mis cantantes favoritas.
He intentado buscar una versión del vídeo con la letra en español o al menos en inglés pero no la he encontrado. Pero te dejo esta otra versión en directo que también me ha encantado.
Edito para dejaros la letra en inglés. He encontrado una traducción a español, pero está tan mal hecha que me da vergüenza ponerla. Si me aburro un día la hago yo...jeje.
¡Nos vemos muy pronto!
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Créditos fotográficos
Girl and a balloon de Bansky
Demás fotos: fuentes desconocidas