La raíz de la vaginosis bacteriana
Como regla general, la infección está asociada con la actividad de las bacterias Gardnerella vaginalis, que están presentes en el 50-60% de las mujeres sanas. Una patología se diagnostica cuando el crecimiento de Gardnerella va acompañado de:
Un pH superior a 4,5
Una mayor cantidad de organismos anaerobios tales como Bacteroides y Peptostreptococcus
Una cantidad disminuida de lactobacterias
La vaginosis bacteriana: ¿Qué hay de complicado al respecto?
La vaginosis bacteriana pertenece al grupo de las 3 infecciones vaginales más comunes, acompañada por las infecciones por hongos y la tricomoniasis. ¿Por qué están unidas en un mismo grupo? Inicialmente porque sus síntomas son similares, pero al mismo tiempo, sus causas y, especialmente sus tratamientos, son diferentes.
Muchas mujeres comienzan el autotratamiento con medicamentos no efectivos, ya que aunque presentan los mismos síntomas de una infección por levaduras, en realidad tienen una infección bacteriana. Muchos expertos informan que el 70% de las mujeres por lo general se auto medican antes de visitar a un ginecólogo finalmente.
Si la causa del flujo vaginal anormal es la vaginosis bacteriana, esto solo puede ser diagnosticado profesionalmente. En caso de cualquier sospecha, es necesario ponerse en contacto con un ginecólogo de inmediato para hacerse las pruebas precisas y comenzar el tratamiento más eficaz.
Infecciones vaginales: mecanismo de desarrollo
Las infecciones vaginales son causadas por microorganismos que normalmente habitan en la vagina, aún en cantidades pequeñas y controladas. Su crecimiento está regulado por un sistema de protección basado en lactobacterias, unido al revestimiento vaginal adulto. Bajo la influencia de diversas causas, la protección natural de la vagina se ve afectada y los microorganismos patógenos comienzan a propagarse, provocando este tipo de síntomas desagradables como prurito, ardor, flujo anormal, entre otros.
Infección vaginal bacteriana: los síntomas
Del 50 al 85% aproximadamente de las pacientes, la infección progresa de forma asintomática. La mayoría de ellas descubren que tienen la infección bacteriana en el examen ginecológico anual. Otras reportan síntomas como:
Descarga anormal transparente, turbia, blanca, amarillenta o grisácea homogénea, con olor a pescado y que varía en cantidad, intensificándose cuando se utiliza jabón en el aseo y después de las relaciones sexuales.
Dolor al orinar (posible)
Picazón y ardor vaginal (puede estar ausente)
Los desencadenantes de la vaginosis bacteriana
Los cambios en el equilibrio hormonal durante el embarazo
Inmunidad pobre
Antibióticos
El uso a largo plazo de anticonceptivos intra-uterinos
Disbacteriosis intestinal
El uso irracional de los productos de higiene íntima
Enfermedades subyacentes del sistema endocrino
El estrés
¿Por qué no debe automedicarse para la vaginosis bacteriana?
Las infecciones bacterianas se tratan con antibióticos, sin embargo su uso sin las indicaciones correspondientes promueve la formación de bacterias más duraderas. Además, los antibióticos a menudo producen efectos secundarios, incluyendo la disbacteriosis, es decir, un trastorno de la composición cualitativa y cuantitativa de la microflora. La microflora normal no permite que las bacterias patógenas se adhieran a la piel y las mucosas, lo que nos protege de las infecciones. El uso incontrolado de antibióticos destruye esta protección natural, de modo que estaremos entrando en un círculo: infección ? antibióticos ? disbacteriosis ? infección.
Una infección vaginal bacteriana puede ser problemática porque las bacterias llegan a infectar fácilmente el útero y las trompas de Falopio, causando la inflamación pélvica. Si una mujer se infecta durante el embarazo, es cada vez más susceptible a un aborto involuntario y a las infecciones después del parto.