Hoy tengo el placer de tener en mi blog a Mariva Psicólogos, que colaboran con este blog, A continuación tenemos un artículo sobre la timidez.
Las personas tímidas creen que sólo una pequeña porción de la población se considera tímida, pero realmente hay una gran proporción que se considera tímida. Por naturaleza, hay personas que tienden a ser más abiertas y otras que son más cerradas, y no por ello una cosa es mejor o peor. Tenemos que diferenciar la timidez de la introversión, ya que no es lo mismo.
Una persona introvertida es aquella que tiende a no 'buscar' el contacto social, los grandes grupos, intervenir en conversaciones porque no quiere, no lo necesita. En cambio, la timidez es la dificultad para hacerlo, que te de vergüenza intervenir, no querer estar en grupos nuevos porque te da miedo. Es decir, una persona puede ser introvertida sin ser tímida y ser tímida sin ser introvertida. Así como las personas tímidas suelen querer cambiar esto, las personas introvertidas no tienen por qué querer cambiarlo, ya que no les es algo molesto ni un impedimento.
Así que el primer paso es saber si nosotros somos tímidos, introvertidos o ambos.
Las personas tímidas pueden serlo por diferentes motivos, hay quién es tímido porque no sabe cómo actuar, qué decir, cómo hacer las cosas. Otras personas sí que saben lo que podrían decir o hacer, pero les da miedo o vergüenza hacerlo. En el primero de los casos tiene una solución tan simple como aprender. Nunca nos han enseñado cosas tan básicas como a hablar en público, a comenzar o terminar conversaciones o cosas similares, por eso, un psicólogo te puede ayudar a mejorar tus habilidades sociales dándote unas pautas básicas para que sepas desenvolverte en diferentes situaciones. Las personas que saben lo que hacer pero les da miedo o vergüenza hacerlo, también pueden mejorarlo, ya que se pueden discutir las ideas irracionales que no le dejan expresarse cómo le gustaría.
Muchas personas con timidez son excesivamente críticas consigo mismas a la hora de evaluar lo que hacen o dicen en público, y claro, si tú mismo te estás diciendo lo mal que lo haces, eso no te ayuda mucho a estar cómodo en esa situación. Así que tenemos que dejar de obsesionarnos en si lo hemos hecho bien o mal, y ser menos duros con nosotros mismos, porque si no, es probable, que acabemos intentando “actuar” de un modo que no somos nosotros mismos y no estaremos a gusto.
Es muy importante también cambiar nuestra manera de pensar. Las personas con timidez se centran mucho en lo que pensarán las otras personas, o lo que dirán de ella. Eso muchas veces son ideas irracionales, ya que es probable que la gente no se haya dado cuenta de que estás nervioso, que has dicho algo mal y tampoco pensarán que es “raro” que propongas un plan o que intervengas en la conversación. Todo eso lo está generando tu cabeza y no tiene por qué ser real, pero claro, si yo tengo todos mis sentidos en analizar lo que estoy haciendo o diciendo y en las respuestas de las otras personas, si busco bien y me empeño en ellos, siempre voy a encontrar un fallo, una reacción algo, que mi cabeza interprete como que no lo he hecho bien, ya que es normal y nadie lo hace perfecto el 100% de las veces. Si me centro en buscar los fallos o las malas reacciones, es posible que piense que las he encontrado y eso me quitará seguridad, en cambio, si busco los aciertos y las buenas reacciones, también las habrá y me generará seguridad y tranquilidad.
Si quiero hacer algo nuevo (iniciar una conversación con alguien que no conozco, proponer algo diferente, dar una charla) es bueno empezar poco a poco, y podemos empezar practicando nosotros solos, luego ampliarlo a gente de nuestra confianza y poco a poco ir saliendo hacia las personas menos conocidas para ir ganando en seguridad y control sobre la situación. Es muy importante practicar pero sin obsesionarse, ya que si yo me repito 500 veces una frase, las últimas 495 no han hecho más que ponerme nervioso.
Así que ya sabéis, ser tímido no es malo, pero si queréis, cambiarlo podéis. Las claves son quitaros ideas irracionales, aprender las pautas básicas, no centrarse en lo que los otros puedan pensar de nosotros ni centrarnos en nuestros fallos y practicar para poco a poco ir cogiendo confianza.
Psicólogo Iván Claver
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