“Más fuerte, más fuerte, que duela… Que así se cura mejor”
En este blog de fisioterapia me gusta hablar de situaciones cotidianas que me preguntan amigos o familiares, o mis propios pacientes, pues creo que puede ser representativo de dudas extendidas que tengan muchas personas. En este caso quiero hablar un poco del mito de “si no duele, no cura”; es decir, el pensamiento que tienen algunas personas (incluso profesionales de la salud) de que para que la fisioterapia sea efectiva tiene que ser intensa y tiene que doler.
He trabajado con pacientes jóvenes, y ahora trabajo desde hace años con personas mayores, y siempre te encuentras pacientes que piensan que “si duele es porque se está curando”, y te animan a que les movilices con más ímpetu, presiones más fuerte o les sometas a más carga de trabajo, pues parece que piensan que la intensidad del esfuerzo, medida por la molestia o dolor que provoca, puede estar directamente relacionado con el beneficio que se consiga. Está claro que esto es un gran error, un mito que hay que desterrar.
Hemos hablado de otros mitos, como los que hay en torno a la fisioterapia en geriatría y el trabajo con personas mayores. El mito que nos ocupa ahora afecta a personas de todas, o casi todas, las edades. Esos pacientes a los que les tienes que repetir varias veces que te vaya informando de si le duele una maniobra, que avisen cuándo aparece el dolor y lo describan… Y lo que ves es que están callados, soportando el dolor, pensando que así la recuperación es mejor.
Esos pacientes (y también profesionales sanitarios) que se quedan contentos después de una dolorosa sesión de ejercicio, masaje, movilizaciones, tratamiento… Pues más dolor es más beneficio. Error, error grave, que puede llevar a muchas personas a tener miedo de la sesión de tratamiento, a rechazar el contacto, a pensar que cualquiera que le toque le va a generar dolor y no le va a ayudar.
En la Universidad, en mi formación, me remarcaron mucho el “no dolor” en el tratamiento fisioterápico. Buscar la comodidad del paciente, movilizaciones y técnicas agradables, utilizando el dolor dentro de la sesión únicamente de forma controlada, muy específica, cuando no hubiera más remedio que emplear técnicas invasivas.
Esto no quiere decir que la fisioterapia no provoque dolor, sino que no debemos usar el dolor como medidor de la intensidad o la bondad de la sesión. Terminar dolorido no significa haber trabajado bien o con la intensidad adecuada, del mismo modo que terminar con muchas agujetas no indica haber hecho bien el ejercicio. Y tú ¿Eres de los que piensas que más intensidad, más dolor, es mejor?
Imagen por wavebreakmedia en Shutterstock
La entrada En Fisioterapia: “Si no duele, no cura” es un mito erróneo ha sido publicada originalmente en Tufisio.net Blog de Fisioterapia.