Limpieza, reconstrucción y repoblación del sistema digestivo.
El sistema digestivo humano es el gran mártir del siglo XXI. Lo llenamos de comida poco saludable como los azúcares, las proteínas animales, la leche y derivados, el alcohol, los alimentos procesados, la comida rápida entre otros; los medicamentos, que interfieren con el metabolismo y lo agreden, como los antibióticos, los ansiolíticos, el paracetamol, el ibuprofeno, para citar sólo los más comunes; y también de emociones negativas, como el estrés, la ansiedad, los miedos, los celos, los nervios, la rabia, y no lo cuidamos nunca. La razón es que no vemos nuestro estómago y nos cuesta sentirlo. Cuando nos rompemos una uña ¡corremos a urgencias!, cuando nos duele la barriga, ¡nos tomamos un té o una poleo-menta! y esperamos a que pase...Pero el sistema digestivo es el que nos sostiene, que nos da la energía de cada día, nuestro ánimo y buena parte de nuestro sistema inmunitario. Si falla, estamos de bajón, nos cuesta digerir (hinchazón, flatulencia, acidez, pesadez gástrica,...), tenemos el ánimo por los suelo y nos dejamos invadir por pensamientos negativos, además de tener las defensas bajas.
Todos estos síntomas debilitan el órgano y acidifican el terreno. Sabemos de sobra que la acidez es la puerta abierta a las enfermedades, a la proliferación de las bacterias, de los parásitos, de los hongos, de las oxiuros, de las candidiasis y de las inflamaciones de los intestinos entre muchos otros.
Hay que imaginar el sistema digestivo como una casa dentro de nuestro cuerpo, con unos habitantes que no son nosotros, que son las bacterias y las enzimas, pero que trabajan activamente para nosotros haciendo la digestión y el sistema inmunológico. El problema, en la mayoría de la gente con una vida moderna, es que la casa está destrozada y llena de okupas, dificultando mucho el trabajo de la flora intestinal y de los intestinos. Primero, hay que sacar los okupas, los parásitos variados, para dejar espacio, después hay que reformar la casa para que sea acogedora y, por fin, repoblar con unas poblaciones sana de bacterias y enzimas vivas que van a reproducirse y crear una flora intestinal funcional y eficaz.
Protocolo completo para sanear el sistema digestivo
A continuación te proponemos un protocolo completo para sanear el sistema digestivo con productos naturales, sin efectos secundarios ni alergias, y amigables con el metabolismo humano.Limpieza de los parásitos
Lo más indicado para este cometido es la plata diluida en agua de baja concentración. De hecho, no se puede utilizar una solución coloidal con una concentración superior a 20 ppm (tal como lo explico en mi otro articulo sobre este tema). La que preconizamos es de 15 ppm.Tómala durante al menos 12 días, con dos dosis de 20 ml diarias. Una a la mañana en ayunas y otra a la noche antes de cenar. Es un antibiótico natural selectivo, que solo ataca los patógenos sin dañar ni irritar el terreno digestivo y sin matar el resto de la flora intestinal.
El tiempo de la toma recomendado es de 12 días, o sea 500 ml en total. Se puede prolongar la cura, dependiendo del nivel de concentración de parásitos en el sistema digestivo según cada persona.
Algunos indicadores de la presencia de parásitos en el sistema digestivo son los picores en el ano, la tos sin razón, las pequeñas enfermedades crónicas (bronquitis), un sistema inmunitario débil, la panza hinchada y dura, unas heces siempre deshechas y malolientes...
Reconstrucción del sistema digestivo
Después de vaciar la casa de los okupas, hay que reformarla si no, los probióticos no se quedarán y no se reproducirán, y serán evacuados con los sales al mismo tiempo que la comida.Para eso, tenemos la arcilla verde ultra ventilada en uso interno. La arcilla tiene unos potentes efectos en el interior del cuerpo humano:
- regulador del pH,
- trae minerales y oligoelementos necesarios y fácilmente disponibles,
- cicatriza las pequeñas heridas (las úlceras) y las perforaciones de la membrana digestiva,
- elimina las toxinas adheridas al tubo digestivo,
- apacigua las inflamaciones a lo largo de todo el recorrido intestinal (estómago, intestino delgado, intestino grueso y colon).
Recomendamos una cura de 21 días, con una toma diaria a la mañana en ayunas (puedes consultar más detalles en mi otro artículo sobre la arcilla y el sistema digestivo).
Por fin, la repoblación con unos probióticos vivos, naturales y no alcohólicos.
Es muy importante la palabra VIVOS. Significa que son organismos, bacterias y enzimas que están realmente activos en un proceso de fermentación, y no bajo la forma de levaduras, harinas, pastillas o cápsulas, que son como ejércitos zombis.
Si hemos seguido la cura antes mencionada, las bacterias encontrarán un espacio libre de parásitos y acogedor, sin inflamaciones, ni heridas, ni pH demasiado bajo (la acidez empieza cuando el pH es inferior a 7), ni una capa gruesa de toxinas que impide la implantación de las bacterias porque ocupan la superficie de la pared gástrica. Esto va a permitir su multiplicación rápida y una acción inmediata sobre el metabolismo. La digestión se verá facilitada, sin gases que provocan la hinchazón, eficaz con la desaparición de la sensación de pesadez y de la acidez correspondiente, el sistema inmunitario será reforzado y nuestro nivel de energía disponible también.
A nivel anímico también los probióticos vivos pueden ayudar a revertir el circulo vicioso.
Las emociones tóxicas antes citadas impiden una buena digestión, lo que dificulta la absorción de los nutrientes y acidifica el medio digestivo, lo que a su turno, provoca pesadez y un sistema inmunitario débil (estamos fácilmente enfermos, resfriados, con parásitos) y poca energía, lo que a su vez trae malos pensamientos... y el circulo se cierra. Haciéndonos cada vez más pesados y menos alegres.
Para revertir esta tendencia y pasar a un circulo virtuoso, hay probióticos que se llaman psicóticos y que ayudan a tener mejores emociones, a la vez que recomponen la flora intestinal.
Me parece importante aportar una precisión: desde el principio hablamos de la importancia de las emociones, cuando no parecen directamente ligadas a la digestión. Sabemos ahora que hay un sistema nervioso importante con neuronas y sinapsis en el sistema digestivo, llamado el segundo cerebro. Cuando se descubrió, los científicos pensaron que era dedicado a la digestión, que es un proceso complicadísimo. Pero me parece incompleta y hasta pobre esta definición, si bien el segundo cerebro debe participar en la regulación de la digestión.
Cuando uno tiene miedo, ¿donde se ubica esta sensación? Cuando uno se ríe a carcajadas, ¿donde le duele? Cuando uno siente rabia, ¿donde se aloja la rabia? Y así con todas la emociones... Esto demuestra que el segundo cerebro es también el cerebro de las emociones.
Todas nuestras emociones se alojan en el vientre, y más precisamente debajo del ombligo (Primer Dan Tien en medicina tradicional china y lugar de almacenamiento del chi). De allí la relación directa entre emociones, sistema digestivo y salud.
Si las emociones son malas, influyen negativamente sobre la digestión lo que tiene repercusión sobre nuestra salud. Por eso la importancia vital de subir el ánimo. Algunos probióticos actuales pueden actuar de tonificador emocional y ayudar a subir el nivel vibracional general.
La importancia de tener coherencia
Me gustaría terminar hablando sobre la coherencia.Todo lo que hemos descritos para mejorar el proceso digestivo y la salud en general no significa nada si seguimos con una dieta desequilibrada, llena de excesos y emociones alteradas. Somos lo que comemos y lo que pensamos. No podemos vaciar la basura por un lado y seguir llenando el organismo de... basura, por el otro.
Sin necesariamente pasarse a vegano o monje budista, porque el humano ES omnívoro y alterable, es importante cuidar la dieta y tratar de maximizar la ingestión de frutas y verduras de calidad (ecológicos).
Por otro lado, yo enfatizo mucho sobre el aspecto emocional. Por eso hay que traer la paz y el cariño a uno mismo, o sea buenas emociones. A este efecto, aconsejo el Chi Kung, el Yoga, la meditación, algo que traiga la paz interior, y nos ayuda a querernos como somos, y a restablecer la conexión entre el mental: el cerebro, y el cuerpo: el metabolismo. Hay que parar de imponer cosas que el cuerpo no quiere (alimentos, tratamientos, emociones) y volver a armonizar los dos. La cabeza piensa y el cuerpo intuye.
Hay que fiarnos más a la intuición y menos a la razón, ¡tu cuerpo te lo pide!
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.