Una vez que hemos deconstruido nuestro ego y nuestra zona de confort y hemos decidido saltar a la “zona de creación”, o sea, manifestar nuestros sueños a la realidad, es entonces cuando podemos usar nuestro poder natural como humanos: el poder de transformar ideas en manifestaciones.
Lo primero que has de saber es que cualquier idea que llegue a ti, a través de tus sentimientos, no de tu mente, ya es real en el plano causal.
Como humanos, a diferencia del resto de criaturas, has de sentir claramente en tus entrañas, que eres un ser creador que tiene acceso a esa dimensión superior del plano causal o de las primeras causas, eso que Platón llamaba el Demiurgo.
Acceder a ese lugar de la mente curiosamente no ha de hacerse desde la mente condicionada de tu día a día, sino que se accede a través del conducto de la meditación, que por definición implica el dejar al lado la mente del ego y al ego en sí mismo, con sus deseos y necesidades.
Se accede desde el sentir y se percibe como un impulso que viene seguido de una visión y una emoción de plenitud, de gracia, de un sentir que eso es real y posible.
De hecho, tú eres quien recibe ese impulso por una cuestión de vibración y por eso llega a ti y no a otro.
Es una semilla que se planta en tu corazón pero que tiene en sí todo el potencial de cualquier otra semilla de convertirse en un árbol que va a producir frutos.
Esa semilla lleva encerrada en sí mismo todo el ADN y potencial de su propio desarrollo, y tiene la capacidad de extraer del universo, de la materia, de la vida todos los elementos que necesita para su propia alquimia, como le ocurre a cualquier planta o a un espermatozoide que ha llegado a atravesar el óvulo y comienza a desarrollarse como una primera célula madre plenipotencial.
Tu impulso primario, sembrado en ti, lleva en sí mismo todo lo que necesita para realizarse a través tuyo, pero la mente condicionada va a dudar y a decirse ¿pero cómo llevo yo esto a cabo si no tengo los recursos para realizarlo?
De ahí la necesidad del trabajo previo, del que hablamos en el artículo anterior para que ya te muevas desde otra mente, la causal que sabe que ya contiene todo lo necesario para su manifestación y que tú tienes los recursos para llevarlo a cabo.
Y aquí viene el Poder del Verbo o Palabra Causal, que es la expresión trina de la Verdad: imagen plus sentimiento plus acción o verbalización de la idea concebida.,
La visión primordial ha de ser exacta, sin degradarla por nuestras propias ideas limitadas y creencias de “no es posible”.
El sentimiento ha de ser el de absoluta certeza de que eso ya es real y tu trabajo consiste en tomar esa energía y lanzarla a la vida, a la materia, a través de tu propio cuerpo, como un portal dimensional entre el Demiurgo y el mundo.
Te has de saber y sentir como “una puerta abierta que nadie puede cerrar” de manifestaciòn, un portal de materialización que traduce ideas en materia, al igual que una impresora que recibe el impulso de la imagen que ha de imprimir en un papel, desde un impulso eléctrico o digital a impresion de moleculas de tinta.
Eres tanto el ordenador que emite el impulso como la impresora que lo traduce...
Y entonces viene el abracadabra, el ¡Hágase!, de esta forma, cargado de ese sentimiento de realización, de que eres ese transductor energético que convierte una onda de 5D a otra de 3D, a través del sonido, el Verbo.
¡Hágase Ahora! x 3
Es una orden, no una petición.
El Universo ya no es un papi bondadoso que te lo va a dar porque te lo mereces por ser buen chico o chica, sino que es un océano de energía inteligente, de quantums que está esperando a ser repolarizado por el poder de tu palabra y de tu cuerpo sintonizado.
Todos tus chakras o centros energéticos han de estar alineados con tu propósito, de modo que sea tu comunicación no verbal la que va a emitir la orden, como un todo.
Una vez más, tu sentimiento...
En el momento que haces esto, tu yo causal está reflejado y manifestado en tu cuerpo y eso es lo que hace de tu palabra una orden en la materia universal, que cambia la polaridad de los quantumus inertes en quantums polarizados en una dirección definida, en esa manifestación de tu visión.
En ese momento, el molde que ofrece tu mente es llenada por esos quantums de energía vibratoria, dándole forma a lo que antes era informe.
¡Ese es tu poder como humano!
Pero ahora hay que dar vida a ese modelo, hay que energizarlo con tu propia energía de vida, que son tus sentimientos y pasión vital, desde tu cuerpo, como una mujer al quedar embarazada.
La palabra de poder va a crear la primera célula madre de tu proyecto, que luego ha de ser alimentada día a día con tus sentimientos y vida, como cualquier embarazada, de modo que como un útero has de vitalizar tu creación, para que comience ese proceso de duplicación de la célula madre de tu proyecto hasta que se construye la totalidad de tu manifestación “soñada”.
Esto es lo que se llama el momentum.
Es cuando se ha acumulado la suficiente energía vital y multiplicación como para dar a luz al evento, a tu creación.
En el proceso vas a ir atrayendo los elementos y recursos necesarios para su desarrollo, como el agua, sol y minerales de la planta, de modo que irán apareciendo las personas, recursos materiales, oportunidades, etc. para su creación, pero todo comienza con el ¡Hágase, ahora!
Y a esta orden primordial le siguen las de los decretos del Yo Soy:
¡Yo soy esto realizándose ya! Afirmaciones de poder que mantienen tu foco en la Verdad de que tú eres el creador, la madre, la incubadora, la fuerza creadora que trae esta creación a la vida.
Todo esto se puede traducir a cualquier proceso de creación, como un emprendedor:
Tienes una idea y la pones en acción a través de la palabra, comunicandosela con confianza plena a la gente, de modo que vas atrayendo personas y recursos a compartir y proveer para el proyecto, y tu liderazgo implica esas autoafirmaciones de Yo soy el creador y sostenedor, el que está dispuesto y comprometido hasta el final a llevar a cabo el mismo...
Esa palabra viva va atraer todo lo necesario para llevarla a cabo, ya que has asumido la plena paternidad y maternidad del proyecto y su realización, con lo que asumes plena responsabilidad de ser “la causa primaria” del mismo.
¿Entiendes?
Convertir tu visión en misión de vida, y pasarla a la acción inmediata va a posicionarte automáticamente en el nivel causal y va a empezar a operar otras leyes superiores de manifestación en tu vida, para proveer lo necesario para su realización, pero si lo haces conscientemente, acelerarás su proceso de manifestación, a través de poner primero en marcha la energía universal con el Verbo Creador.
¿Qué es lo siguiente que deseo crear? esa va a ser entonces la pregunta, y para ello solo tienes que entrar en meditación y conectarte para recibir el regalo de una nueva semilla...
Entiende una cosa, las personas al igual que la energía cuántica universal, somos moléculas creadoras inertes esperando a la palabra de un Demiurgo, de un creador que nos magnetice y nos polarice y así alinearnos con su idea para materializarla... ¿quieres ser el demiurgo?
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.