En este vídeo hago una reflexión sobre lo intemporal de las cosas. De cómo pasan las estaciones una y otra vez, un ciclo tras otro, y con cada fin de ciclo parece que algo se nos muere.
Llega el otoño y caen las hojas de los árboles, las aves migran y nosotros asistimos a ese fin de ciclo con una mezcla de melancolía de las noches cálidas de verano, de los baños en el mar o en los ríos y comenzamos a sacar la ropa de invierno pues el frío se acerca (en el hemisferio norte).
Realmente importa poco si vives en el hemisferio norte o en el sur, o en las zonas tropicales o ecuatoriales. El caso es que la naturaleza siempre muestra sus señales de cambio, transformación y evolución.
El mensaje de esta entrada se refiere a la percepción que nosotros hacemos del paso del tiempo y de que aunque las cosas cambien, en el fondo hay una constante temporalidad permanente, quiero decir, que aunque todo es intemporal y nada permanece, en el fondo si observamos el universo, lo que consideramos tiempo es eterno, no sabemos de un principio ni de un final.
El ser humano tuvo que buscar una forma de medir el tiempo, básicamente a través del sol o la luna, aquello que se repetía una y otra vez de forma cíclica. Y luego vinieron las estaciones, los años, los siglos…pero si nos distanciamos y nos situamos en el observador desapegado, ese que logramos desarrollar con la meditación y mindfulness podemos ver que esos ciclos no son mas que una expresión eterna de la vida y del universo y tal vez así seamos capaces de maravillarnos con todos los cambios constantes que se suceden sin ser victimas de la añoranza o tristeza por perder aquello que es efímero.
El final corresponde a todas las cosas que conocemos, sean materiales o físicas, y verlo como algo malo o indeseable no hace mas que aumentar nuestro sufrimiento, muchas veces anticipado a lo que sucederá, pues no solo sufrimos por lo que perdemos, sino también por el sólo hecho de pensar que algún día eso que apreciamos no estará, y nos angustiamos antes de que haya sucedido, de hecho, la sola constancia de que nosotros también desapareceremos ya nos crea angustia.
Hablo por experiencia pues en otro tiempo sufrí a causa de no asimilar esa realidad inherente a todo ser vivo.
Desde la práctica de la atención plena integrada en mi vida te puedo decir que una vez tomas conciencia plena del ahora y aceptas aquello que no se puede cambiar sientes una liberación, una total despreocupación por esas cosas que tanto nos angustian y te dedicas a vivir plenamente, disfrutando de lo que tienes, dando amor a quien te rodea y ayudando a quien te lo pide con lo que la vida, entonces si, empieza a tener un sentido.
Espero que te haya gustado y si es así dejes tus comentarios o compartas con tus amigos.
Gracias.
El artículo El fin del verano. lo puedes encontrar en Reducir Estrés.