¿Por qué hay empresas que cierran sus puertas mientras otras consiguen aumentar su productividad? ¿Qué hace que en algunas de ellas se esté dando una fuga de talentos?
Actualmente estamos viviendo grandes cambios: la incertidumbre provocada por la crisis económica, la globalización, el auge de las nuevas tecnologías, el incremento de la competencia,... Hoy en día, las organizaciones tienen que enfrentarse a nuevos retos que no existían hace unas décadas. Pero si bien es cierto que la realidad es la misma para todas las organizaciones, ¿por qué hay unas que tienen que cerrar y otras siguen creciendo? La clave está en la distinta manera que tienen las organizaciones de responder a esta realidad. No podemos solucionar los problemas actuales o enfrentarnos a los nuevos retos con los recursos y la mentalidad de hace unos años.
Hacia un cambio de paradigma
Los nuevos problemas exigen nuevas soluciones y éstas requieren de nuevas maneras de pensar, de una mentalidad abierta, crítica y flexible que que ponga el foco de atención más allá del problema a resolver.
Como dice Todd Davis en su obra Consigue tu mejor tú: Si quiere hacer cambios menores en su vida, trabaje su conducta. Si quiere transformaciones cuánticas y significativas, trabaje su paradigma. Por paradigma entendemos el conjunto de creencias, opiniones y valores que determina cómo nos vemos a nosotros mismos y el mundo que nos rodea. Nuestro paradigma condicionará nuestras decisiones y nuestras acciones.
El hecho de que un empresario vea el auge de las nuevas tecnologías como una amenaza o como una oportunidad para reinventarse y progresar, va a depender de su paradigma o sistema de creencias. De igual modo, el sistema de creencias condiciona a los trabajadores para que sean o no proactivos, para que estén predispuestos o no a trabajar en equipo, para que sean más o menos flexibles o para que sepan gestionar o no los conflictos que surjan,...
Por tanto, podemos concluir que la eficacia, la productividad y el futuro de la empresa está totalmente relacionado con el paradigma o sistema de creencias de las personas que componen la organización. Recordemos que la empresa como tal es un ente jurídico y que lo importante son las personas, ya que éstas son las que la hacen funcionar y progresar. Como afirma Paco Muro, autor de El pez que no quiso evolucionar (Empresa Activa):
La mediocridad y la docilidad de los colaboradores ya no está permitida. Ahora se necesitan personas autónomas y con iniciativa, lo suficientemente valientes para decir lo que piensan y proponer nuevas soluciones a los problemas que venimos arrastrando en los últimos años.
Paco Muro
El nuevo perfil profesional es el de trabajadores que aporten valor a la empresa, que tengan creatividad, que sean proactivos, que tengan motivación e iniciativa para dar su opinión, para innovar, que sepan trabajar en equipo y crear sinergias. Para ello, los conocimientos técnicos y las aptitudes profesionales no son lo más importante, se necesitan trabajadores con una buena autoestima, con confianza en sí mismos y entrenados en habilidades emocionales. Por ello, cada vez más, los seleccionadores de recursos humanos de las organizaciones buscan profesionales que se sientan bien consigo mismas, que hayan trabajado en su autoconocimiento, sabiendo cuáles son sus fortalezas y cuáles sus vulnerabilidades, que sean lo suficientemente humildes para reconocer que no lo saben todo y que están dispuestos a seguir formándose y creciendo como personas tanto a nivel personal como profesional.
En definitiva, buscan profesionales (empleados, colaboradores, mandos intermedios o directivos) con una sólida autoestima y una escala de valores basada en la autenticidad, la honestidad, la sinceridad, la confianza, la excelencia, la responsabilidad y el compromiso. Personas que buscan dar siempre lo mejor de sí mismas, por lo que están dispuestas a seguir aprendiendo y mejorando para que la organización no sólo consiga un éxito económico sino un reconocimiento social pues ofrece productos y servicios que realmente mejoran la calidad de vida de los clientes, cumpliendo así su misión. Simon Sinek afirma que las organizaciones exitosas son aquellas que tienen claro y se mantienen fieles a su misión.
Atrás ha quedado el empleado con una buena formación profesional, que lleva años trabajando en su puesto y que piensa que ya lo sabe todo. Este tipo de trabajador se queda estancado y se siente cuestionado cuando se le sugieren ideas innovadoras, poniéndose a la defensiva y tomándoselo como un ataque personal, pudiendo llegar a generar conflictos con el equipo que puedan comprometer la estabilidad de la empresa.
Qué aporta el coaching transaccional a las empresas
El coaching transaccional está basado en la teoría del Análisis Transaccional y su misión es acompañar a las organizaciones en el desarrollo de su liderazgo para que sean más competitivas, logrando una transformación permanente que se traduce en una cultura organizacional basada en la innovación, la profesionalidad, la cooperación, y la satisfacción personal de todas las personas que la integran.
En este sentido, el coaching transaccional es un proceso de transformación profunda en el que se trabaja con la organización para conseguir un cambio de paradigma enfocado en el futuro y alineado con los objetivos de la empresa.
Realiza una importante labor con el directivo, ya que éste tiene que dejar su rol de jefe para ser un líder, alguien que inspire con su ejemplo y su compromiso, convirtiéndose en un referente a seguir pues representa la cultura de la organización. Un directivo líder es aquella persona que empatiza con las necesidades de sus colaboradores, que sabe escuchar, que es justo y que promueve y facilita el crecimiento personal de sus empleados, fomentando su autoconocimiento, su autoestima y sus habilidades emocionales para lograr el bienestar emocional que garantice el éxito de la empresa. Todd Davis afirma que:
Un trabajador feliz es un trabajador leal y comprometido con la misión y los objetivos de la organización.
Todd Davis
Beneficios del Coaching Transaccional en las organizaciones
Revisa el sistema de creencias, confrontándolas para conseguir un cambio de paradigma.
Fomenta el autoconocimiento y la autoestima de las personas que integran la organización, siendo una potente herramienta de crecimiento personal.
Trabaja la inteligencia emocional, ayudando a reconocer, expressar y gestionar las propias emociones y las de los demás.
Fortalece las relaciones interpersonales para desarrollar la empatía, la confianza, el respeto y la cooperación.
Desarrolla herramientas para la adecuada gestión de los conflictos.
El Coaching Transaccional ofrece una respuesta a aquellas organizaciones que necesiten o deseen realizar un cambio de paradigma para afrontar los actuales retos del mercado, proporcionando una formación que potencia el autoconocimiento, la autoestima y la inteligencia emocional tanto del directivo como de los miembros de su equipo.
Nota: El artículo ha sido publicado originalmente en Saludterapia.