Un estudio realizado en la Universidad de Palermo (Argentina) demostró que la palabra más utilizada para definir al amor es “compañerismo” superando por mucho a términos como “cariño”, “afecto” o “comprensión”. Este mismo estudio señalaba que la falta de comunicación es considerada como el primer obstáculo para que el amor permanezca en una relación intensa y duradera, por delante del egoísmo o la mentira, que fueron las siguientes causas del desamor. Son estas dos variables combinadas lo que garantizarían una relación solida.
¿Existe el amor a primera vista?
Para que los inductores químicos actúen sobre el cerebro, solo basta una quinta parte de un segundo, cuando encontramos alguien especial. Se trata de una mirada de poco más de 200 milisegundos que pasa desapercibida, y que podrá ser el comienzo de algo importante. Estudios de neuroimagen indican que en este acto se involucran 12 áreas diferentes del cerebro, así que cuando imaginamos al objeto de nuestro afecto se libera en el cerebro un coctel de neurotransmisores como la oxitocina, dopamina, adrenalina y vasopresina, que nos provoca un mundo de sensaciones dentro de nuestro cuerpo.El primer análisis realizado para examinar las diferencias entre el amor y el deseo a nivel cerebral ha encontrado más coincidencias de las que se esperaban. Estos resultados mostraron que tanto el amor, como el deseo sexual, activan redes neuronales similares, sobre todo en las regiones involucradas en la emoción, la motivación y los pensamientos más profundos o de nivel superior.
Los besos son fundamentales a la hora de elegir nuestra pareja y mantenerla. Según dos nuevos estudios realizados, aparte de la sensualidad, los besos son clave en una relación romántica. En uno de estos estudios, las mujeres en particular valoraron el acto de besar como especialmente importante, considerando el beso como una forma eficaz de poner a prueba a un nuevo compañero. Pero esto no solo aplica en el comienzo de una relación, sino también en como hacerla duradera. Los investigadores encontraron una clara correlación entre la frecuencia con la que una pareja se besa en el largo plazo y la calidad de su relación. Para sorpresa de los investigadores esta misma correlación no se observa con la frecuencia de las relaciones sexuales.
Las exigencias de un matrimonio o relación estable han sufrido un cambio muy significativo en los últimos años, hoy esta comprobado quelas expectativas han virado hacia la autorrealización y el crecimiento personal, con apoyo del compañero/a.