El problema con esta adicción, no está en la última copa, sino en la primera dado que una de las características que tiene es que la persona NO PUEDE PARAR DE BEBER, por eso a quienes padecen esta enfermedad se les dice NO A LA PRIMER COPA.
YA una copa de alcohol, altera el sistema nervioso central, y si el consumo continua y se llega a la embriaguez se observa, perdida del sano juicio, trastornos de conducta, irrupción de emociones, (llanto, risa, angustia, nostalgia, ideas suicida), también provoca trastornos psicomotores, caídas, marcha sinuosa, dificultades en el habla, en el pensamiento, la razón, la atención y la memoria.
Hay síntomas que nos marcan si una persona padece esta enfermedad:
– Cuando empieza a beber no puede parar.
-Deseo intenso y compulsión a consumir alcohol.
– La persona ya no tiene la voluntad de elegir cuando y como bebe, la compulsión lo hace rehén de la bebida, y es impotente ante esto.
-Cuando alguien le marca, que bebe demasiado, se molesta.
-Intenta dejar y no puede
– Lo que era un placer pasa a ser una NECESIDAD.
-Todo es motivo para tomar una copa, la tristeza, la alegría, un logro, una pérdida, se toma porque se está contento, o porque se está triste, todos los motivos son válidos, el tema es beber.
-Si la persona ya empezó a tener dificultades interpersonales por su forma de beber, cosa que pasara tarde o temprano, si vive con otros esconde las bebidas en los lugares más insólitos, tiene bebidas escondidas, en placares, en mochilas de inodoro, debajo de la cama, o en aquellos sitios en los que sabe que nadie verá sus botellas
Estas actitudes son las más características pero nos podemos encontrar con rarezas de todo tipo. El alcohólico es una persona que necesita atención profesional inmediata, como en todas las adicciones. Cuanto antes se asuma y se trate este problema más rápido y mejor será la recuperación.
Te contamos más en la próxima nota.
Dra. Lorna Zitarosa