Aristóteles, 360 a. de C. 1
Deberíamos preguntarnos qué sentido tiene la vida, nacer para sufrir y que al final de todo nos digan que esto ha sido un cuento.
Se nos dice que cometimos un pecado, el pecado original, y que desde entonces estamos pagando por ello. De hecho, deberíamos cambiar la palabra pecado por la palabra pensamiento, y entonces la frase sería «pensamiento original». Aquí radica la causa primigenia de nuestra forma de vivir. Un pensamiento original penetró nuestra mente como una mancha de oscuridad allí donde todo era luz. Un pensamiento de separación, la creencia en una fuerza capaz de oponerse a la Grandeza divina. Este pensamiento original enraizó tan profundamente en nuestra mente que hizo posible un universo donde todo parece estar separado.
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