Aquí empiezo un nuevo viaje en el entramado mundo de mi blog, empiezo a escribir sobre algo apasionante: el dolor. Las conversaciones, vídeos y artículos sobre el dolor están muy presente en los medios, a día de hoy. Si te mueves en el ámbito de la salud, parece como que es la moda del dolor. Todo el mundo habla de él y hay infinidad de panfletos y charlas en hospitales y centros de salud por todo el mundo.
Yo no iba a ser menos y como me encanta este tema y hablo de él a diario con mis pacientes, aquí te dejo la primera entrada de unas pocas que escribiré sobre lo que voy a llamar en muchas ocasiones “THE ONE”, simplemente porque es el tema más en boga a día de hoy, es el número uno.
Me voy a ahorrar todo ese rollo de “el dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable…”, básicamente porque no son más que definiciones con palabra raras que decir decir, dicen poco. Hagámoslo a mi manera, con palabras de ese diccionario de bolsillo que llevávamos a la escuela, fácil, fácil.
Dolor igual a “ouch!!”. Sí, “THE ONE” no le gusta a nadie, básicamente porque te puede fastidiar el día, el mes o incluso la vida. Pues, démosle la vuelta a la tortilla y miremos el dolor como a un amigo, como lo que es, un sistema de alarma y ayuda. El dolor te avisa de que algo va mal. Imagínate que estás preparando carne al fuego, en una hoguera de las que se preparan en mitad del campo. Sigue imaginando… ahora, sin darte cuenta, pones un pie en el fuego. Si no estuviera “THE ONE” para avisarte, quizás te quemarías a lo bonzo por aquello de que no notarías dolor.
Otro ejemplo más cotidiano es el clavar un clavo a martillazos. Sin dolor, podrías clavarte el clavo en el dedo y no notarías nada en absoluto.
El dolor es bueno porque se encarga de que estés a salvo, avisándote de que te debes poner manos a la obra para poner remedio a los peligros que te acechan. El dolor no es más que otro de los sistemas internos que tiene nuestro cuerpo y al igual que puede fallarte el sistema respiratorio, puede fallarte el sistema que regula el dolor.
Puede fallar, no produciendo dolor, como es el caso de algunas personas que nacen sin la capacidad de sentir dolor. Esto suena muy bien cuando nos lo dicen de primeras y todos deseamos el regalo de no sentir dolor, pero la realidad es que se puede convertir en una pesadilla. De hecho, es muy normal ver que estas personas presentan lesiones permanentes a muy temprana edad, debido a que no evitan ningún tipo de peligro.
Otra forma en la que puede fallar o malfuncionar el sistema del dolor es produciendo más del necesario. Esto se puede traducir en que ciertas acciones que deberían implicar un dolor mínimo, como puede ser un pellizco cariñoso, causan un dolor desmesurado. También se puede dar el caso de que algo que no debería causar dolor en absoluto, como algo tan simple como cepillarte los dientes, duela.
La causa de un dolor desmesurado es que los nervios que se encargan de transmitir el dolor son más sensibles de lo que deberían. Esta mayor sensibilidad se traducirá en que estos nervios se activen ante un mínimo estímulo.
Afortunadamente, hoy en día esta hipersensibilidad nerviosa se puede medir. Así, que ya debemos dejar en el pasado eso de “tu radiografía está perfectamente, el dolor debe estar en tu cabeza”, lo que muchos interpretan como “se me está yendo la cabeza”. La cabeza no se te va, el dolor está ahí y se puede medir.
Algo interesante sobre este tema es que el hecho de que los nervios sean hipersensibles es una normalidad. Tu tan dedicado cuerpo libera ciertas sustancias químicas que hacen a tus nervios hipersensibles cuando te lesionas (digamos que te has hecho un esguince de tobillo), de manera que te recuerda que tienes que tener cuidado y esto es una manera de proteger la zona lesionada, ya que te va a hacer evitar circunstancias que podrían influir negativamente en el proceso de curación natural de la lesión (como podría ser jugar al fútbol en la fase aguda de la lesión). El problema viene cuando este mecanismo no se revierte y te acompaña por más tiempo del debido, a causa a un mal funcionamiento del sistema del dolor. Este hipersensibilidad podría además pasar a estar presente en partes de tu cuerpo que ni siquiera te has lesionado.
La buena noticia que tengo que darte es que este proceso es reversible y “THE ONE” podría volver a funcionar con normalidad, siendo tú el “actor principal” en dicho proceso. Para que lo entiendas mejor, tú puedes influir en tu sistema del dolor de manera que éste vuelva a funcionar de manera correcta.
A modo de resumen: EL DOLOR ES BUENO, SIEMPRE Y CUANDO NO ESTÉ PRESENTE EN EXCESO O DEFECTO, EL FALLO POR EXCESO ES REVERSIBLE Y TÚ TIENES MUCHO QUE DECIR EN ESTO.
Aquí te dejo un resumen en formato vídeo que considero muy útil a nivel educacional, tanto para profesionales de la salud como cualquier otra persona:
Las fotografías son de dominio público de Pixabay.
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