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La médico foniatra, Dra. María Bielsa, nos explica como se realiza el diagnóstico de trastornos del desarrollo infantil.
El pediatra o la enfermera pediátrica es el primer especialista al que las madres y los padres recurren cuando tienen alguna duda sobre el desarrollo del niño.
Tienen calendarios sobre el desarrollo infantil que le indican que hitos se consideran normales en cada edad para detectar si el niño es sordo, autista, si tiene problemas neurológicos, etc.
Generalmente ellos orientan. Cuando es un trastorno que apunta más a un trastorno motor, por ejemplo, son niños con dificultades en la manipulación, deficiente coordinación y equilibrio, se le deriva a un especialista en rehabilitación.
El foniatra empieza a actuar a partir del momento que se ve que el desarrollo del lenguaje no sigue el ritmo apropiado. Entre los dos y los tres años suele ser la primera consulta cuando el niño no ha empezado a hablar.
Un niño que no habla a los dos años pero que señala, con los ojos te dice lo que quiere, que te lleva de la mano para coger el objeto que quiere, es cariñoso, emite ruidos y onomatopeyas del ruido de la vaca o del gato, por ejemplo, se considera que es un niño que no tiene un trastorno auditivo ni neurológico y se puede esperar a que el niño madure siguiéndole muy estrechamente.
En caso de que no haya evolución, se hacen otras pruebas diagnósticas para descartar problemas más graves.
A partir de los tres años, al escolarizarle, si vemos que el niño no habla correctamente o tiene algún problema de comprensión, ya pasa a los tratamientos logopédicos habituales. A esa edad ya podemos distinguir si es un retraso madurativo o un trastorno específico del lenguaje.
La logopedia brinda una información muy rica sobre el comportamiento del niño en la sesión, realiza un perfil en cuanto a las dificultades que pueda tener en el aprendizaje y en el seguimiento de órdenes.
Es absolutamente necesaria la colaboración de los distintos profesionales: centro de atención temprana, logopeda, foniatra y colegio.
Algunas veces será necesario recurrir al neurólogo infantil cuando sospechamos que pueda haber un problema neurológico, un trastorno por déficit de atención o de características más complejas.
El psiquiatra o psicólogo infantil colabora también de forma íntima con nosotros. Puede ser que hayan llevado el niño allí primero porque presenta celos del hermano pequeño o porque presenta una conducta atípica en cuanto a la alimentación o al control de esfínteres o porque es agresivo.
La derivación entre profesionales es muy común.
Puede suceder que el psicólogo haya detectado un problema del lenguaje en el niño que está repercutiendo en su conducta.
Hay niños que se relacionan mordiendo o arañando porque no saben hablar. Hay veces que solamente estimulando el lenguaje en un niño con algunos problemas de conducta, sirve para que esa conducta se normalice, el niño se adapte a la situación y así mejoren muchos otros aspectos que parecían que no estaban relacionados.
Entrevista realizada por Lic. Rosalie Orens
Agradecemos la colaboración de:
Dra. María Bielsa
Médica Foniatra
Centro Médico
de Foniatría y Logopedia
Talavera de la Reina
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