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La médico foniatra, Dra. Maria Bielsa, nos explicó, en la primera parte de esta entrevista, los hitos del desarrollo del lenguaje en el niño. En esta segunda parte se centra en la pronunciación y tartamudez natural.
En cuanto a la pronunciación, no todos los sonidos se adquieren a la vez. Es difícil que conozcamos a un niño de dos años que dice muy bien la "r", hay algunas excepciones.
Lo normal es que los primeros fonemas que se adquieran sean los anteriores, las "p", "b", "m" y esas consonantes que se llaman oclusivas "p", "t", a veces la "k" y posteriormente se van adquiriendo otros fonemas que requieren un poco más de complejidad en los órganos, como las "l", "ch", "f", "z". Se considera normal que entre los cuatro y cinco años el niño tenga adquiridos todos esos fonemas.
Los últimos en adquirirse generalmente son la "rr" y las consonantes trabadas "tra", "dra", "bra", palabras tales como "fruta", "premio", "gracias", "globo", esos sonido "br" o "bl" son los más complejos, requieren una precisión articulatoria y hasta esa edad el niño no tiene por qué adquirirlos porque se consideran madurativos.
Entre los tres y los cuatro años hay algunos niños que empiezan a tartamudear, generalmente, por esa incapacidad de que sus órganos sigan el ritmo tan rápido del pensamiento que los dirige. No hay que asustarse, es una tartamudez que se llama tartamudez del desarrollo o fisiológica.
El niño normalmente alarga alguna vocal o algún sonido, a veces repite como una metralleta antes de empezar a hablar. Generalmente lo hace con mucha naturalidad, no se pone nervioso y no se asocia a una conducta de tensión adicional. El niño no se bloquea ni hay tensión en los órganos.
Cuando aparecen bloqueos respiratorios, tics o movimientos asociados en la cara, movimientos en los brazos o en las piernas y vemos que el niño está angustiado porque no sabe arrancar, esto es un signo de alarma. Es necesario consultar con el especialista porque estamos hablando de una tartamudez verdadera que puede cronificarse.
Generalmente los profesores están muy entrenados en este tipo de conductas y normalmente aconsejan a los padres si hay que darle o no importancia.
La tartamudez natural o del desarrollo suele desaparecer en algunos meses o un poco más pero es importante no ponerse nervioso, no angustiar al niño, no reprenderle con frases como "no hagas eso, sabes que si lo dices despacio lo puedes decir bien", evitar las burlas y comparaciones, porque dice un dicho en foniatría que "el tartamudo no nace, sino se hace".
A veces las conductas inadecuadas o represivas de padres y profesores hace que eso se cronifique y aparezcan problemas asociados que agravan la tartamudez.
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Entrevista realizada por Lic. Rosalie Orens
Agradecemos la colaboración de:
Dra. María Bielsa
Médica Foniatra
Centro Médico
de Foniatría y Logopedia
Talavera de la Reina
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