Es importante atacar rápidamente este tipo de artrosis, ya que la articulación TMC es la que nos diferencia de los demás mamíferos, ya que permite el movimiento de oposición y todos aquellos que requieren precisión con el pulgar.
Evolución de la rizartrosis
El pulgar ocupa casi un 40% de la función de la mano, y en ese apartado, la oposición es el 60% de la función global del pulgar. Sus funciones más importantes en nuestro día a día incluyen: movimiento pinza con cualquiera de los otros dedos, y la prensión, para toma de fuerza con los otros dedos.La descripción radiológica de la patología conocida como rizartrosis tiene cuatro etapas:
Estadio I: el espacio articular se reduce de forma mínima
Estadio II: aparece la esclerosis subcondral, leve subluxación y se detecta presencia de osteofitos en el trapecio. El espacio articular tiene reducción moderada.
Estadio III: aumentan los rasgos negativos del estadio II y empiezan a aparecer rasgos degenerativos pantrapeciales.
Estadio IV: pérdida de contorno, subluxación y osteoartrosis pantrapecial.
La clasificación también puede realizarse de acuerdo a los niveles de dolor del paciente. Desde un grado 0 hasta un grado 4. En este tipo de reconocimiento, la clasificación aborda los movimientos y rutinas que se pueden realizar, o no, de acuerdo al avance de la patología.
Grado 0, no hay dolor.
Grado 1, dolor en la realización de actividades concretas.
Grado 2, dolor durante actividades de rutina.
Grado 3, dolor durante actividades de rutina y episodios ocasionales de dolor que aparece sin aviso.
Grado 4, dolor constante.
¿Qué pruebas pueden realizarse para detectar rizartrosis?
Una prueba muy efectiva es el Test de Grind, o de compresión axial-torsión. Se comprime axialmente el pulgar y se realiza una rotación del primer metacarpiano. En caso de haber rizartrosis, el test provoca un dolor intenso y crepitación articular.También se puede realizar un test de compresión axial-aducción. Es una maniobra parecida a la del Test de Grind, se hace una aducción suave a la vez que la compresión axial. De nuevo, genera dolor y crepitación si hay rizartrosis.
Una tercera alternativa es el Test de Filkenstein, o signo de la cafetera. Consiste en una aducción pasiva de la mano al tensar los extensores y abductor del pulgar.
Por último, el test de tracción-compresión. Se tracciona del pulgar y luego se comprime, movilizando en forma simultánea la articulación TM. En caso de rizartrosis, la maniobra genera dolor selectivo local.
Estas técnicas y percepciones permitirán al fisioterapeuta detectar si estamos padeciendo rizartrosis. El siguiente paso es atacar las causas y avanzar en la reparación posible de los tejidos para que el dolor disminuya o desaparezca de forma permanente. En la próxima entrada, veremos cuáles son los posibles tratamientos y soluciones ante esta patología.