Recuerdo el día de mi cumpleaños numero 30. Estaba barriendo un largo pasillo en uno de los pisos más altos del edificio E del Ashram de Amma. A miles de kilometros de sudamérica y de santiago. A miles de kilometros de la mayoría de mi familia, podía sentir el olor del mar arábigo y el lejano eco de los Bhajans mientras Amma daba darshan. Para mí, lejos el cumpleaños más feliz que he tenido. Me sentía como la balsera. Totalmente desaparecida en una acción sencilla y llena de amor.
Años antes entregué un cuento en el taller de Pablo y me sentía más que feliz, eufórica. El cuento me gustaba, pero me costó reponerme de esa inyección de estímulos a mi ego. Fue un poco traumático la verdad, pero una parte de ese proceso era hermoso y expansivo.
Años después y solo unos días después de volver de India, barría las termas donde trabajé por el verano al volver. Escuchaba bhajans y me transportaba. Cocinaba y me transportaba. Pero al mismo tiempo buscaba resignificar todas mis acciones para que se volvieran una entrega. Fue difícil y al mismo tiempo feliz. Ese fue el año del terremoto en Chile.
Todas estas situaciones, son escenas que he relacionado a momentos de alegría, sentido, felicidad y expansión. Lejos la más significativa fue la primera, pero eso es debido a que ese momento encapsulaba muchas de las experiencias de mi viaje, era un momento de culminación y a la vez simpleza. Me sentía infinitamente feliz, pero sobre todo sentía que todo lo que estaba haciendo en ese momento de mi vida era lo más significativo que jamás había hecho.
La clave de la expansión
Hace un tiempo me empecé a interesar mucho en el tema de la felicidad y del sentido. Lo que pasó con Bhutan fue un impacto fuerte. La creación de un ministerio de la felicidad parecía un hermoso acto simbólico de alguna ONG tratando de hacer un punto. Pero no era así. El ministerio realmente existía en un lejano país muy cerca de mi amada India. De pronto a algún gobierno se le habían enchufado los cables y se habían dado cuenta de que el foco era la felicidad. Solo la felicidad importaba por que lo que permitía que fueramos felices incluia todo lo basico y esencial de nuestra vida como comer, dormir, tener trabajo, familia, amigos, etc. La felicidad era lógicamente para alguien un índice social de relevancia total. Entonces entender, estudiar y sistematizar los conceptos vinculados a ella, de pronto se convertía en una necesidad de ciencia social, estadística e incluso economica y no solo de filosofía y desarrollo personal. Fue entonces que me encontré con una charla de TEdx que hablaba de cómo encontrar el sentido de tu vida en 5 minutos.
Básicamente este video introducía 5 preguntas que te permitían identificar el propósito de tu vida (suena a cuento, si se, pero aguántame un poquito):
1-. Quien soy
2-. qué es lo que hago
3-. para quién lo hago
4-. esas personas lo necesitan o quieren
5-. Cual es el resultado para ellos de lo que hago
Parte fundamental de la charla se centraba en destacar que 3 de las 5 preguntas se enfocaban en las personas que se beneficiaban de la acción y no de la persona que las realizaba. Es decir, que para encontrar el propósito de nuestra vida, más del 50% de nuestra preocupación debía estar en el beneficio que nuestras acciones tienen sobre los demás. Esto no es algo desconocido en los estudios sobre felicidad. Esta cuantificado con estudios y estadísticas, que la sensación de bienestar, satisfacción y en última instancia felicidad, es notablemente más duradera cuando por ejemplo compramos algo para alguien más que cuando compramos algo para nosotros mismos.
Esto genera una sensación de expansión, un poco como lo que sucede con la película Cadena de Favores. Cuando realizamos acciones que solo nos benefician a nosotros mismos, es como si fuera un círculo cerrado. Empieza y acaba en el mismo lugar. Cuando realizamos una acción por otros, es como generar una onda. El impacto se vuelve expansivo y incluso ilimitado.
La clave de sentirse satisfecho
Tony Robbins, una de las figuras más importantes en el mundo del coaching personal y la motivación estratégica, destaca continuamente que la felicidad viene mayoritariamente de la sensación de avance. Cuando sentimos que estamos creciendo ya sea personalmente, a nivel profesional o en nuestras relaciones, se produce instantáneamente una sensación de satisfacción y por ende de felicidad. Estoy de acuerdo con esto solo parcialmente. Es innegable que sucede que sentimos felicidad cuando podemos identificar que hemos avanzado o evolucionado hacia algo mejor, pero creo que esto puede ser un poco triquiñuelo si nos lleva a estar persiguiendo siempre crecer y crecer como propone Tony. Eso significa que tenemos que andar detrás de la zanahoria a perpetuidad y esa idea, aunque es muy de acorde con la ideología de nuestra sociedad que siempre quiere más y mejor, es un tanto contraria a la experiencia de paz y felicidad que se deriva de la aceptación y la capacidad de contentamiento ecuánime que plantean las filosofías orientales. Mi tendencia va más hacia lo segundo la verdad, pero es necesario decir que existe una media entre las dos cosas que ha sido ampliamente descrita. En el Sanatana Dharma y en general en casi todas las filosofías espirituales de la tierra existe el concepto de la “acción correcta” o la acción dharmica. Muchas veces esto se ha mal interpretado como una serie de acciones cargadas de represión cuando en realidad es todo lo contrario. La llamada “acción correcta”, dhármica o ligada con el karma yoga es aquella acción que emana de la conciencia, de la capacidad de percibir con atención y sensibilidad nuestro entorno por sobre nuestra tendencias a reaccionar de manera más automática e inconciente. Se asemeja más a la acción asertiva, aquella que se basa en lo que es mejor según la intención en respeto de la necesidad que el momento requiere servir (entiéndase: acción correcta con la intención correcta en el momento correcto, es decir no existe la acción correcta absoluta). Por otra parte la acción es libre cuando estamos libres de la neurosis por el buen resultado. El llamado Karma Yoga no es más que esa acción en la cual ponemos nuestro mejor esfuerzo totalmente libres de esa preocupación por el resultado, porque la acción en si misma causa placer y felicidad y se hace con el mejor esfuerzo.
Este es el punto. Si nuestra felicidad dependiera del avance entendido como resultado favorable entonces nos perdemos del disfrute del proceso y del aprendizaje del mismo. Hay unas pocas acciones que en general nos llevan a ese estado de gozo en el proceso y generalmente estan vinculadas a servir, crear, jugar y/o aprender.
La clave de saber quién soy
Finalmente existe una paz, claridad y fortaleza que solo nace cuando sabemos quienes somos y lo que realmente queremos. Esto es hermoso hasta las lágrimas y la verdad es que aunque parece muy simple, para la amplia mayoría de las personas parece muy difícil de lograr. No es de extrañar. En el mundo de hoy todo trata de distraernos, meternos ruido, ideas, nociones, notificaciones y lo que sea para que nuestra atención se mantenga más afuera que adentro. Entonces si la atención no se vuelve con energía hacia adentro, paradójicamente resulta más difícil para las personas enterarse de lo que pasa adentro que lo que sucede afuera.
La fórmula para el sentido y la felicidad es…
Lo que descubrí es que en realidad hay tres cosas que unidas son la clave para tener sentido y una sensación profunda de felicidad, y es un poco la mezcla de todo lo que he mencionado en esta entrada. La fórmula tiene tres pasos que más que un A B C o una ruta lineal, funcionan como un collage que se retroalimenta:
1-. Tomar conciencia y saber quien soy:
Esto es un proceso. Nadie descubre todos sus recovecos de la noche a la mañana. Como una enorme mansión con muchísimas habitaciones vamos descubriendo cada una con momentos epifánicos que a veces son dolorosos, a veces alegres y la mayoría de las veces profundamente liberadores. Conocernos nos da fuerza, tranquilidad, madurez, claridad y sobre todo libertad. Si logras hacer parte de tu vida el ir conociendote, testeandote, descubrirte cada día más y más profundamente, estarás construyendo un eje de movimiento increíblemente poderoso.
2-. Crear:
Esto es mucho más que realizar una acción de arte. En realidad crear significa darle forma, exterioridad a las cosas que llevas dentro. Es una acción que te permite ver afuera el proceso de transformación que llevas dentro. También tiene que ver con hacer algo diferente de lo que haces todos los días, cambiar un hábito o adquirir uno nuevo. Hacer una modificación, sacar algo muy viejo de tu casa, cocinar un plato distinto, plantar un árbol, viajar a un lugar al que nunca haz ido, conocer gente diferente. Básicamente, crear en este caso no es otra cosa que expandir tu horizonte. (Te diste cuenta de que esto modificará la experiencia y la noción de quién eres, )
3-. Impactar positivamente o beneficiar a otros:
Esto es llevar la expansión a otro nivel. Es perpetuar tu feliciad haciendola crecer como una ola y luego simplemente sentarte a esperar un milagro. Eso es lo que sucede cuando hay una entrega que solo busca el beneficio de otro sin interés. Es cierto que como mucha gente dice, cuando hacemos una acción desinteresada, nos vemos beneficiados, pero esa es la ley de universo. Todo está conectado. Todo se comunica. No existe nada que este realmente separado o aislado. Lo que realmente significa el beneficiar a otros desinteresadamente es observar el milagro de sentirte feliz y satisfecho por algo de lo que no recibes nada directamente. Estas rompiendo ese circulo cerrado que acaba donde empieza (sin sentido) para entrar al mundo espiral, donde podrás observar y experimentar que somos uno. Que esto no es solo un ideal, que esto es en realidad el aspecto más profundo de la realidad misma.
Que lo disfrutes!
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