La placenta previa se trata de un problema que puede darse durante el embarazo en el cual la placenta, que sirve para alimentar al feto, se desarrolla en la parte más baja de la matriz cubriendo toda la abertura hacia el cuello uterino o, al menos, una gran parte de ella dificultando el parto.
Posibles causas
Durante la etapa de la gestación, la placenta va aumentando de tamaño y moviéndose adecuándose a la evolución del útero. Así, por ejemplo, al inicio del embarazo lo más común entre las mujeres es que esta se encuentre en la parte baja del útero y a medida que pasa los meses se desplace hacia arriba. Aproximadamente al alcanzar el tercer trimestre, la placenta debe de estar bien situada para dejar despejado el cuello uterino de cara al parto. Sin embargo, esto no siempre es así y aunque no es un problema demasiado frecuente sí que existen algunos factores de riesgo que pueden propiciar su aparición. Entre estos se encuentran:
Útero anormalmente formado.
Un gran número de embarazos anteriores.
Embarazos múltiples.
Cicatrización del revestimiento del útero de la futura madre.
Mujeres fumadoras.
Edad avanzada.
Tipos de placenta previa
Antes de conocer los síntomas de este problema de salud, es importante conocer las diferentes formas en que la placenta previa se puede presentar:
Marginal: la placenta está situada al lado del cuello uterino pero no cubre la abertura.
Parcial: la placenta cubre parte de la abertura.
Completa: la placenta cubre en su totalidad la abertura cervical.
Síntomas
El principal síntoma que puede indicar que una mujer embarazada sufre placenta previa es un sangrado vaginal, que puede ser intenso y que puede presentarse en una única ocasión o repetirse varias veces a lo largo del embarazo. En algunos casos, aunque es menos frecuente las mujeres también presentan cólicos.
Diagnóstico y tratamiento
Se puede diagnosticar de manera muy sencilla y eficiente la placenta previa, mor medio de una ecografía del embarazo.La evolución y tratamiento de problema dependerá de cada caso, así en muchos de ellos dar a luz, aunque sea de forma prematura, puede ser el mejor tratamiento frente al sangrado.
La Mayoría de las mujeres que tienden a sufrir dicho problema mientras esta embarazas terminan inevitablemente requiriendo una cesárea durante el parto, por el motivo que si se recurre a un parto vaginal quizás puedan ocurrir complicaciones como el sangrado intenso que podría ser mortal tanto como para la madre como para el bebé o ambos.
Además, durante el embarazo, el médico puede recomendar en aquellos casos en el que la placenta cubra parte del cuello uterino o esté cerca de hacerlo reducir actividades, guardar reposo total o descansar la pelvis evitando, por ejemplo, mantener relaciones sexuales o practicarse duchas vaginales.
Fuente: MedlinePlus
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