Cuando llega la primavera, las calles se llenan de flores y colorido y todo parece más bonito y alegre pero para, algunas personas este periodo supone tener que soportar los síntomas de la alergia. Y es que la mayor parte de las alergias tienen que ver con los procesos de floración, cuando el polen prolifera y el aire se hace irrespirable para los alérgicos.
La persona que la sufre se convierte en un devorador insaciable de pañuelos o en un implacable campeón de frecuencia de estornudos. Rinitis, conjuntivitis, asma o reacciones cutáneas son algunos de los síntomas más frecuentes.
Sin embargo, ser alérgico no tiene por qué convertirse en una causa de aislamiento del entorno. Con un correcto tratamiento y prevención, la calidad de vida de las personas afectadas puede mejorar de forma notable.
?Qué causa las alergias?
El culpable de estos trastornos no es otro que el propio sistema inmunitario de cada persona. Si sufrimos algún tipo de alergia, será porque nuestro organismo identifica como ofensivas sustancias que en realidad no lo son y, en consecuencia, reacciona de manera inadecuada haciendo que suframos los molestos síntomas. Es decir, en un intento por defenderse, produce sustancias químicas que causan las reacciones alérgicas. La simple exposición a los Alérgenos provoca estas reacciones, ya sea por contacto físico, por ingesta o por inhalación.
Algunas de estas afecciones son hereditarias, y que los padres sean alérgicos hace que los hijos sean más propensos a padecerlas. Pero también es cierto que hay niños que desarrollan alergias que no provienen de sus familiares. En cualquier caso, si que se puede afirmar que un niño que es alérgico a algún elemento es probable que también lo sea a otros.
Un enemigo estacional
El polen producido por árboles y flores es uno de los principales elementos que causan estas dolencias. Los síntomas aparecen con la llegada del calor, cuando este alergeno se esparce e inunda el aire que respiramos. Para la mayoría este hecho casi nos pasa desapercibido, pero no son pocos los que se ven amenazados ante estas pequeñas partículas. Una amenaza para el bienestar, pues es muy molesto soportar los constantes lloriqueos, picores y estornudos que producen la irritación de las mucosas de los ojos y de la nariz.
Los síntomas de la alergia al polen se pueden controlar con la administración de medicamentos, de forma tópica u oral, en el momento oportuno, pero también existen medidas de control que evitan que se manifieste la alergia. La hiposensibilización es la prevención idónea, pues se basa en la inyección regular de dosis crecientes de aquellos Alérgenos a los que la persona es sensible, a fin de que los vaya tolerando cada vez mejor. El único inconveniente de la inmunoterapia es su larga duración: se prolonga, por término medio, durante unos tres años.
Otras medidas que ayudan a paliar los efectos de la alergia son procurar no salir al campo en primavera y verano, especialmente los días de mucho viento, y trasladarse a zonas costeras los fines de semana y en vacaciones, ya que la humedad hace que el polen se deposite en el suelo en vez de permanecer suspendido en el aire. Teniendo esto en cuenta, pulverizar las habitaciones con agua hace que el aire esté más limpio y cerrar las ventanas cuando se esté durmiendo, ayuda a prevenir las reacciones.
También es aconsejable bajar las ventanillas cuando viajemos en coche o llevar gafas de sol para evitar la irritación ocular.
Otros Alérgenos dañinos
Además del polen, en el aire residen multitud de partículas que pueden resultar perjudiciales. Es el caso del polvo, que es el motivo de una de las causas más comunes de alergia. Los ácaros tienen mucho que ver, ya que son los que contaminan el polvo haciéndolo peligroso para los alérgicos.Estos arácnidos se convierten en nuestros compañeros de piso sin que nos percatemos. Si tuviéramos un microscopio, los podríamos encontrar en nuestras alfombras, corriendo por el suelo e incluso compartiendo almohada con nosotros. Es por todo esto que la limpieza es imprescindible, más aún cuando haya alérgicos en casa. Ventilar adecuadamente y humidificar las habitaciones nos ayudará a reducir el número de estos insectos.
Si tenemos animales en casa, la limpieza diaria ha de ser si cabe más exhaustiva, ya que el pelo de nuestras mascotas puede contener ácaros en gran cantidad. Lo mejor es ayudarles a librarse de ellos administrándoles un insecticida. Por otra parte, no hay que olvidar que la mayoría de los alérgicos tienen problemas con el pelo de los animales, sobre todo con el de los gatos, que vuela por el aire contaminándolo irremediablemente. Ésta es la razón de que, para la mayoría de los que sufren de estos trastornos, vivir con animales esté contraindicado.
Otro alergeno que podemos encontrar en la atmósfera que nos rodea es el moho, producido por hongos que suelen aparecer en zonas con gran humedad. Con frecuencia aparece en paredes o techos en los que se acumula una gran cantidad de agua mal drenada y se propaga por el aire, resultando dañino para algunos alérgicos. Para evitarlo, debemos reparar goteras y manchas de humedades en cuanto aparezcan.