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Se trata de aprender a saber qué dar y entregar de ti y en qué medida darlo.
Dicen que todos los extremos son dañinos…
¿Alguna vez te ha pasado que habiendo dado todo lo que tenías para dar, al final no resultó?
Puede que te haya ocurrido en un trabajo, una relación de pareja, en situaciones familiares o con amigos
O en algunas otras cosas más.
El punto es que después de haber sentido que lo diste todo y después ya no funcionó, la sensación que deja ver el rompecabezas, que estaba ya armado, convertido en un montón de piezas rotas, es como para hacer una de estas tres cosas:
Respirar profundo y continuar adelante,
Darse el permiso de sentirse mal y derrotado o... Que nos demos el permiso de sentirnos mal, vivir nuestro duelo y después, respirar profundo y seguir adelante.
La cuestión es que, andando el tiempo, y cuando ya creemos que el pasado quedó atrás, a veces, ocurre que las huellas psicológicas y emocionales de ese pasado siguen estando calladitas dentro de la memoria y al menor indicio que levante un poquito de polvo… zas!!...Hacen su entrada triunfal otra vez
Me refiero, por ejemplo, cuando se ha tenido una relación de pareja o un trabajo en el que te has entregado, así de simple
Y luego el día menos pensado, una frase de "adiós contigo" es más o menos como ésta:
" Tú has sido excelente, te voy (o te vamos) a extrañar, pero es tiempo que dediques espacio a tus cosas… te has entregado mucho a esta relación (o trabajo) y por eso es mejor decir adiós"
Sorprendente, cierto?... Pero así como hay a quienes los despachan por no dar, pues también se despacha por dar demás
Y el tiempo lo cura todo…
Así que, en ese conflicto de equilibrio que pueda generarse en la mente, con sus "por mi culpa, por mi culpa" y sus "por qué esto o por qué lo otro"
tiempo al tiempo
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Aparece, al cabo de un tiempo, la moderada reflexión, fruto de ese mismo paso del tiempo que nos hace ver que...
Mejor es lo que pasa
Y terminamos agradeciendo que las cosas hayan pasado así… de otra manera, por esa extraña forma de amor que llegamos a sentir, no nos hubiésemos ido cuando eso era lo que nos tocaba hacer.
Luego logramos ver en perspectiva y comprendemos, muy dentro de nosotros, un montón de detalles y cosas que de no ser por haber cambiado el enfoque, no las hubiésemos visto.
Lamentablemente, a través del dolor aprendemos mucho… no es la idea, pero esa vía es la única alternativa posible cuando no somos capaces de ver y anticiparnos a las situaciones para evitar consecuencias y errores que nos pesarán en el alma.
todo se puede superar
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Y como no hay mal que por bien no venga….
Aquello que en un primer momento nos parecía algo imposible o difícil de soportar y superar,
Hoy no es más que una experiencia importante que nos hizo crecer y madurar
Si vuelven a aparecer las huellas psicológicas y emocionales que nos han dejado el sabor amargo que sigue al entregarse demasiado, y ésta vez para no dejarnos entregar nada, entonces caeremos en el otro extremo
¿Cómo saber que esas huellas reaparecen?
Porque cuando las nuevas experiencias demandan entrega de nosotros y descubrimos que hay algo que nos frena, que tenemos la tendencia a no querer ceder ni dar nada, a no dejarnos fluir, es porque el pasado está afectando nuestro presente
Entonces, lo mejor es revisar dentro de sí qué tan afectados estamos y decidircómo enfrentar el bloqueo.
Una buena opción podría ser permitirse vivir la nueva experiencia pero, ésta vez, con la conciencia que el punto medio es el equilibrio, es decir, cuidarnos de sopesar lo que entregamos de nosotros…
Recordemos que tu medida, tu balanza, la manejas tú
Al fin y al cabo,
Ni mucho ni poco… ese es el punto de equilibrio.
¿Cómo saber medir ese equilibrio?
NO DES TANTO QUE TE QUEDES SIN TI,
NI TAN POCO QUE NADIE PUEDA DISFRUTARTE…
Me despido deseándote una semana de equilibrios…
Si quieres hacer saborear a otros estas reflexiones, compártelo…
Un gran abrazo…. Nos leemos en el próximo post… Feliz semana!!