Pero en alguna de ellas como son las semillas lino (las de la foto) o las semillas de chía, que debido a su diminuto tamaño son difíciles de masticar y su cáscara exterior además ejerce de protección, por lo que al ingerirlas saldrán igual que han entrado, es decir con todas sus propiedades intactas.
1 – GELIFICARLAS : Sumergirlas en agua con un poco de sal durante unas 3 – 4 horas (incluso toda la noche) remover un poco y tomarlas.
2 – MOLIDAS : Colocarlas en un vaso alto y con un molinillo o incluso con el minipimer mismo va perfecto, molerlas y pasados unos minutos las colocamos en un tarro de vidrio con tapa y bien cerrado. Estarán listas para tomar con nuestra bebida vegetal preferida, zumo, un yogur o esparcidas sobre una ensalada.
TIP : Las puedes guardar en un sitio oscuro o en el frigorífico hasta 12 meses e incluso congelarlas.