Cómo te hace sentir la gripe
Por tanto, la gripe no solo supone un reposo físico sino también, emocional. De hecho, cualquier situación de estrés en una situación de estas características puede ser un factor agravante de los síntomas de la gripe porque tus defensas en este momento están más bajas. En estos días es mejor que te cuides, que descanses y que dejes para cuando ya estés recuperado cualquier aspecto pendiente.
Cuando te sientes débil también te notas más apático. No tienes ganas de hacer esas cosas que antes te encantaban. No ha cambiado nada, simplemente, no te encuentras bien. Y es en estos momentos cuando recordamos algo tan básico como que la salud es un bien fundamental para poder desarrollar cualquier objetivo posterior.
La gripe afecta incluso a tu apetito ya que es habitual tener menos hambre en estos días. Puede que ni siquiera te apetezcan esas delicias que habitualmente te encantan. También es muy posible que no tengas ganas de hablar ni de mantener conversaciones largas con tus familiares. El reposo que necesitas es literal. Y sin embargo, como cada paciente es diferente, a veces, un diagnóstico de gripe también viene acompañado por circunstancias personales que pueden suponer un añadido de preocupación. Por ejemplo, aquellas personas que viven solas, pueden darse cuenta en estos días de lo que significa la dependencia. Para tantos autónomos que gestionan su propio negocio también puede ser un motivo de preocupación el hecho de cerrar las puertas durante unos días de recuperación.
Cuando te sientes enfermo de gripe, no hay lugar más agradable y en el que te apetezca estar más que en tu casa. Descansando de un modo integral. No siempre ocurre, pero a veces sentimos que hemos caído enfermos justo en un momento en el que veníamos resistiendo situaciones que ya han generado un peso que nos ha obligado a parar. Y parar no solo físicamente sino también, mentalmente. Dejando de lado las preocupaciones.
Relación entre el estrés y la gripe
Existe una relación evidente entre el estrés y las enfermedades respiratorias. ¿Por qué motivo? Porque los factores estresantes dañan tu sistema inmunológico. De este modo, nuestro organismo pierde defensas para sobreponerse frente a posibles factores externos. Pero además, no parar el estrés durante el propio proceso de enfermedad significa un empeoramiento de los síntomas. Cuerpo y mente están más unidos de lo que piensas. Por eso, cuando cuidas tu mente, también cuidas tu parte física.
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