Lo sabes, sabes que uno de los ingredientes que aseguran el éxito es la autenticidad y que así, la atracción que generarás hacia los demás será mucho mayor.
Si además de esta interesante teoría, quieres hondar sobre la puesta en práctica de la genuinidad, echa un vistazo. Quizás debas empezar respondiendo a estas 3 preguntas:
1. ¿Eres capaz de asumir riesgos?
Es curioso, si estás leyendo un artículo sobre cómo lograr ser más atractivo es que irremediablemente, te importa lo que digan los demás. Pero precisamente, la autenticidad reside en definirse: o hacia un lado o hacia otro. Por lo que, te definas hacia dónde te definas, implicará que a muchos les dejes de gustar.
¿Has conocido al típico amigo que, tanto si está como si deja de estar en el grupo, el resultado es el mismo? Es agradable, sí, pero no te cautiva. Es algo así como “el comodín”. Sin embargo, hay personas que, aunque sea por oposición, son capaces de movilizarte e incluso de provocarte repelús si te tocan a su lado en aquella cena.
Las empresa exitosas son aquellas que se enfocan a un target muy concreto y definido.
La mala noticia: no puedes gustar a todos.
La buena noticia: a los que vas a gustar mucho es a aquellos que te van a comprar cuando definas bien quién eres. Recuerda, cada uno tiene su público. Sino, por qué crees que Amancio Ortega creó tantas submarcas? Para así poder enamorar a todos.
2. ¿Has decidido o te has rebotado?
A menudo, cuando nos atiborramos de algo, queremos justo lo contrario. “Como en casa me repitieron hasta la saciedad que tenía que tener horarios interminables, trabajar en el mundo de la abogacía y una forma de vestir impecable, ahora he decidido ir de cualquier forma, sin importarme en absoluto las apariencias y ser un trotamundos trabajando de lo que sea que me dé para vivir”.
¿No te suena a pataleta de niño rebotado? El que afirma tales ideas, considera que es auténtico y libre, pero en realidad no ha decidido sino que se ha colocado en el polo totalmente opuesto a aquello que le dijeron que era adecuado.
¿El resultado? Siguen decidiendo por él, ¡aunque sea desde la oposición! Viene siendo algo así como “Se van a enterar”.
Respira. Ni todo lo que te dijeron es tan horrible, ni todo lo contrario a ello es tan fantástico. ¿Qué tal si de forma adulta te quedas con aquello que sí quieres para la vida que tú mismo te vas a encargar de trazar y deshechas lo que no encaje con ésta?
3. ¿Lo que sientes, piensas y haces están en consonancia?
En mis sesiones, repito constantemente esta idea. Si lo que sientes, piensas y haces no siguen un orden, habrá malestar. O si no, ¿Qué sentido tiene que te sientas herido con X comentario, pienses que es injusta la actitud de esa persona hacia ti y te muestres implacable y sonriente en vuestros próximos encuentros?
¿Estás esperando a que el otro adivine lo que te ocurre y lo ponga encima de la mesa? El único responsable de hacerlo eres tú. El problema es tuyo que es quién se siente herido y desordenado.
La autenticidad reside en expresarse. Así sube el valor hacia ti mismo: “Necesito sacarlo y lo hago, independientemente de lo que sientas tú. Yo soy responsable de mi y tú de ti”. Y, si tú lo haces, ¡irremediablemente los demás también!