La visión de cómo ser feliz, depende de cada uno; si existe una única receta, por favor, contádmela, pero es cierto que hay elementos coincidentes en las personas que se consideran felices.
Ayer pude asistir a un seminario sobre la felicidad según el budismo que me resultó cuanto menos interesante sobre todo por lo coincidente con algunos aspectos de la psicología actual y la inteligencia emocional.
Permanentemente nos estamos poniendo metas para conseguir alcanzar la felicidad: una casa, un nuevo coche, un mejor cargo en el trabajo, una pareja, una familia, etc.
Lo cierto es que cuando alcanzamos las metas que nos proponemos, volvemos a tener otras expectativas y otra lista de deseos. Los bienes materiales nos sacian puntualmente, pero enseguida volvemos a la sensación de vacío. Adquieres un buen coche pero al poco sale uno mejor, te compras una casa y al mes llega al barrio unos vecinos pesados, tienes la pareja y la familia que tanto esperabas, pero empiezas a darte cuenta del sacrificio que supone. No es que quiera ser agorero, todo esto tiene por supuesto su encanto, pero cuando lo conseguimos encontramos a la par algunas dificultades y no nos sacia. Volvemos al bucle “Cuando tenga…” “Cuando ocurra…” Encontramos momentos de felicidad o quizás de euforia, pero no sacia.
El budismo, la psicología y la lógica apuntan a que la felicidad es algo que depende más de nosotros que de factores externos. Si no fuera así ¿Por qué la depresión se da fundamentalmente en los países desarrollados? Tenemos grandes cosas y elementos de consumo.
¿Qué factores influyen en nuestra felicidad?
Practicar hábitos saludables: cuidar la alimentación, ejercicio físico con regularidad y adaptado por supuesto a la situación personal de cada uno.
Cuidar nuestra mente: esto podría estar en el apartado anterior, ya que me parece un factor clave. Nuestra mente está contaminada, permanentemente estamos haciendo juicios de valor hacia nosotros mismos y hacia los demás, gran parte de las veces además, estos juicios son destructivos. Es importante parar estos pensamientos obsesivos que entran en bucle.
Apreciar el trabajo de los demás. ¿Os habéis preguntado alguna vez, lo necesario que es el trabajo de las personas en nuestras vidas? Puentes, carreteras, objetos y hasta cualquier conocimiento que tenemos ha sido gracias al esfuerzo de toda una sociedad. Podríamos decir que es un acto de bondad. Independientemente por qué lo hicieron, nada sería igual sin ese esfuerzo que se nos ha dado.
Empatía, ponernos en el pellejo del otro nos acerca también a los demás. A veces nos cuesta mucho con personas que nos son antipáticas o nos generan rechazo. En el budismo dicen que somos pepitas de oro (nuestra naturaleza es pura) solamente que esa pepita a veces está cubierta de barro, nos pasa a nosotros y también a los demás. Fijarte en las cosas buenas es un ejercicio que nos hará crecer como personas
La solidaridad también apunta a que nos hace felices. Cada vez que ayudamos a alguien en algo, también nos hace sentir mejor, aunque sea en algo simple.
Sé que todo esto requiere de disciplina, pero realmente a lo largo de la historia las enseñanzas y hoy la ciencia son coincidentes en la mayoría de estos puntos que hemos comentado. Hay que ser constantes y seguro que ganaremos todos.
¡DaJul!
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