En el mercado podemos encontrar infinidad de productos para blanquear los dientes como dentífricos, tiras, geles, etc.. Este tipo de productos suelen ser caros y en muchas ocasiones suelen contener componentes tóxicos y abrasivos.Cabe resaltar que estos productos son efectivos, en dos semanas ya se puede apreciar el resultado pero, un uso prolongado de este tipo de productos pruede producir efectos secundarios en nuestra salud bucal como la sensibilidad dental y la debilitación de las encías.
Existen otros métodos para blanquear los dientes, más naturales y muy económicos que podemos hacer en casa, con ingredientes que normalmente se encuentran en cualquier hogar. Hoy os voy a contar como hacer uno de estos blanqueadores.
Ingredientes:
4 cucharaditas de Bicarbonato de Sodio
1 cucharadita de Sal de mesa común
2 cucharaditas de Peróxido de Hidrógeno (Agua Oxigenada al 1.5%. No debe superar el 3%)
3-5 gotas de Aceite Esencial de Menta o de Oleato de Menta.
Elaboración:
Mezclamos el bicarbonato con la sal y añadimos el peróxido de hidrógeno.
Mezclamos hasta conseguir una pasta.
Añadimos el aceite esencial de menta.
Mezclamos todo bien hasta que quede bien integrado.
Aplicación:
Utilizar el producto como un dentífrico normal dejando que actúe unos minutos.
Enjuagar y listo
Utilizar 2-3 veces a la semana, no a diario (los excesos nunca son buenos)
El Bicarbonato de Sodio es muy utilizado por los odontólogos en las limpiezas bucales. No blanquea los dientes pero sí que aporta brillo y previene la placa bacteriana. Al mismo tiempo elimina bacterias y el mal aliento.Es abrasivo, de ahí que no se aconseja utilizarlo a diario ya que su abuso, podría dañar el esmalte dental.
El Peróxido de Hidrógeno es el blanqueador por excelencia. No debe superar el 3%, ideal al 1.5%, que es la concentración validada por la OMS para su uso en productos para la higene bucal. Esta concentración del 1.5% es segura, sin efectos adversos e incluso puede mejorar la salud de nuestras encías. En concentraciones altas (+ del 3%) puede provocar sensibilidad dental, problemas en las encías o daños en la pulpa del tejido dental, estos últimos irreversibles. Estos problemas desaparecen al dejar de utilizar el producto.
La Sal ayuda a arrastrar los restos de comida que el cepillo no retira, desinfecta, desinflama las encías, previene la caries y elimina el mal aliento.
El Aceite Esencial de Menta aporta un buen sabor y frescura.
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