Seguramente has visto más de una vez a personas utilizando collarines cervicales de diferentes tipos y estilos. En este vídeo te explicaremos cuándo utilizar un collarín cervical, qué cosas puede aportarte el collarín cervical y cuándo no debes utilizar un collarín cervical.
Tipos de collarín cervical
Existen varios tipos de collarín cervical:
Collarín cervical con sujeción torácica. Este tipo de collarín cervical está dedicado a aquellas personas que han pasado por situaciones delicadas de la cervical, tales como operaciones o fracturas a nivel cervical.
Collarín rígido. Al igual que el collarín con sujeción torácica limita bastante los movimientos del cuello.
Collarín blando. Un collarín bastante acolchado que permite el movimiento.
¿Qué sucede en una cervicalgia?
En una cervicalgia tendremos a una persona con:
Irritación o inflamación de los tejidos articulares.
Dolor al movimiento del cuello.
Espasmos musculares producto del dolor.
Círculo vicioso (el espasmo genera dolor y el dolor espasmo).
Cabe destacar que existen otros tipos de cervicalgias, pero sólo las cervicalgias con éstas características tienen una buena respuesta con el uso del collarín cervical.
¿Qué aporta un collarín cervical?
El uso de un collarín cervical aporta:
Movimiento seguro y reducción del miedo al movimiento (gracias a la sujeción externa).
Mantiene el calor y por tanto la circulación sanguínea.
Ayuda a que la musculatura se relaje.
Ayuda a cortar el círculo vicioso dolor-espasmo-dolor.
Iñigo Junquera