Pero no hay que preocuparse ni dejarse caer en el sofá, hay que combatirla con uñas y dientes. Para ello os doy algunos remedios que a mí me funcionan y que espero que os funcionen a vosotros también.
1- Jalea real: Sé que puede sonar a eso que se toman nuestros padres y abuelos y que vemos en cajas apiladas en la farmacia, pero que ni nos va ni nos viene. Bueno, pues es la súper solución. Unas ampollas de jalea real, que se toma una cada mañana durante 3 o 4 semanas, te aumentan la energía y la vitalidad.
2- Ejercicio: Sí, es muy básico, pero es real. Cuanta más actividad tenemos, más energía. Sirve cualquier cosa, running, un partido de fútbol, tennis, bicicleta... Y a ser posible al aire libre, que es mejor dejar los gyms para el invierno. Sé que estas cosas cuestan (os lo dice una tumbadorra en el sofá con el portátil en las rodillas), pero a veces solo es cuestión de no pensarlo y calzarse las deportivas.
3- Hidratación: Es otro clásico, pero el que menos falla. Nuestro cuerpo necesita el agua en mayor cantidad (relativamente) para seguir funcionando.
4- Alimentación sana de temporada: Siempre es buena la alimentación sana, pero más en esta época y, sobre todo, si se trata de frutas y verduras de temporada. Pensad que la naturaleza es sabia y siempre nos da lo que necesitamos. Además, ahora llegan todas esas frutas fresquitas y deliciosas que no tenemos los meses de invierno. Lo que sí hay que evitar son las comidas copiosas, ya que nos restan energía.
5- Infusiones: Quizá no son lo más apetecible, ya que están muy calientes, pero hay algunas infusiones cuya función es aumentar la energía. Yo confío mucho en los remedios naturales y soy una enamorada (reciente, antes las odiaba) de las infusiones, así que os animo a que lo probéis.
También se podrían añadir cosas como el ginseng, que he oído maravillas, y otros productos, pero básicamente eso es lo que yo hago y me va bien.