Es una duda habitual entre instructores de Yoga, que queréis que vuestros alumnos disfruten y así se acerquen cada vez más al Yoga. Si quieres ser un profesor extraordinario, tendrás que hacer algo especial. Aquí te presentamos algunos trucos.
Si no eres profesor, puedes proponer estas ideas o llevarlas a cabo en tus sesiones de Yoga en casa.
Las clases divertidas empiezan con chistes malos
Vale, no tiene por qué ser así, pero puede ayudar. Conozco algún profesor de Yoga que empieza sus clases con alguna broma o tontería, incluidos chistes malos. Lo bueno de los chistes malos, o algunos, es que son tan malos que te ríes.
Es una forma de relajarse y tus alumnos los agradecerán porque estarás dando clases divertidas, distintas, especiales.
Color en las paredes
La decoración es importante. No es que sea lo primordial, pero sí ayuda. Un aula con colores vivos en las paredes, te dan la sensación de tener actividad, te animan.
Sobre todo si lo comparamos con lo que vemos normalmente. Después de pasar todo el día en oficinas de paredes blancas, viendo gente uniformada, todos los coches de color negro, azul marino, blanco (con pequeñas diferencias en los tonos)… de repente te encuentras en una habitación amplia, con colores como el amarillo o el rojo…
No solo está la opción de pintar las paredes, también puedes poner luces para que cambien en función de lo que desees ese día.
Es algo distinto, como si te salieras de la rutina. Pruébalo.
Frases o fotos
Pintar las paredes es una inversión en tiempo y dinero. Si por el momento no puedes realizarla, prueba a poner mensajes inspiradores como los de la Frase del Día, o fotos.
Pueden ser paisajes, personas, asanas o adivinanzas… piensa qué podrías poner tú. Pero tiene que ser distinto, que convierta las clases de Yoga en algo especial, que nadie salga pensando que ha vivido una experiencia normal, como la de cualquier otro día.
Poner nombres a las posturas
Sí, ya tienen nombre, e incluso uno un poco raro en sánscrito que se lleva usando desde hace mucho tiempo. Pero tú puedes poner uno original, que permanezca en la memoria de los alumnos.
La Tadasana o Postura de la Montaña podría ser la Postura del Soldado, en posición de firmes.
La Savasana o Postura del Cadáver sería la del asesinato y puedes decirles a los alumnos que hay que permaneces quietos, como si la policía científica tuviera que señalar la posición de la víctima, como en las películas. O si quieres mantener un poco el misterio, llámala Postura de la Tiza, a ver si alguien se da cuenta de cuál es antes de hacerla (al menos en las películas, esas líneas se hacen con tiza).
La Hasta Uttanasana (la segunda del Saludo al Sol) sería la Postura del Despertar, porque parece que te estiras como cuando te acabas de levantar. Puedes inventar cualquier otro nombre: Postura del Bostezo o del Madrugador.
La Uttanasana o Postura de la Pinza, sería la Postura del Traje (Doblado), también la Paschimottanasana (que es la Pinza Sentada).
¿Tienes más ideas? ¡Cuéntanoslas! Entre todos podemos hacer las clases divertidas a las que nos gustaría ir o impartir.
Todas las Posturas de Yoga
Música… pero no siempre
Si un día ves a tus alumnos un poco parados, puede ser porque han tenido un día duro o hace mucho calor, o que están perezosos. En cualquier caso, la labor de un buen profesor de Yoga es meterles en la clase. No literalmente, claro.
Conseguir que se impliquen en esos días en que cuesta más es una tarea delicada. Puedes usar la música a tu favor, poniendo algo que les active, que les invite a sacar lo mejor de sí mismos y aprovechar la clase.
Y al revés, si están estresados, les puede ayudar una música relajante, estilo chill-out.
La inteligencia emocional del instructor de Yoga es fundamental para saber cuándo hacer uso de este recurso y qué poner exactamente.
Para estos casos también ayuda lo que vimos antes: las frases motivadoras o imágenes que despierten algo en el interior del alumno.
Días especiales
Hay muchos días en el calendario. Puedes dedicar uno al mes o cada semana o quincenalmente a festejar o dar una clase especial.
Puedes traer a invitados especiales, pedir a tus alumnos yoguis que se concentren y dediquen la clase a un objetivo concreto, permitirles que traigan a un acompañante para que también participe, etc. Hay muchas opciones.
También puedes ver el punto siguiente para que sean tus clases divertidas.
Cuando llega el buen tiempo…
Cuando llega el buen tiempo puedes aprovechar para salir a un jardín cercano. En Madrid lo he visto muchas veces, incluidas varias clases en el Parque de El Retiro.
Sal a practicar al aire libre y verás cómo es de emocionante practicar Yoga en medio de la naturaleza (aunque sea en un parque en medio de la ciudad). La gente se quedará mirando lo que hacéis y muy probablemente algunos se acercarán a preguntar dónde puede empezar a practicar Yoga.
Clases temáticas
Tiene relación con los días especiales de los que hablábamos antes. Hay muchísimas opciones para elegir y pueden participar los alumnos en este proceso de decisión.
Por ejemplo, podrías dedicar una clase entera a perfeccionar las asanas del Saludo al Sol, aprovechando que es la secuencia más importante y famosa y que muchos yoguis la practicamos a diario. También podrías enseñar el Saludo a la Luna, para tener el equilibrio de una secuencia energizante y otra relajante.
Otra opción es dedicar la clase a probar backbends, inversiones y otras posturas curiosas que estimulen a tus alumnos.
Los alumnos deciden
Implica a tus alumnos en el desarrollo de las clases, que no se limiten a obedecer las indicaciones que des. Déjales que algunos minutos de la clase estén destinados a que cada yogui elija cualquiera de las posturas de Yoga, la que le apetezca en función de su estado de ánimo, sus fuerzas, etc.
Aparte de lo anterior, puedes encargarle a un alumno que dirija la clase. Evidentemente tiene que ser una persona que tenga algo más de experiencia, y en lo que falle o si no tiene claro el orden normal de las asanas (hay unas que siguen a las otras de manera natural) tú le puedes corregir o proponer ejercicios.
Así la implicación será total.
¡Yoga en pareja!
Otra de las formas con las que puedes transformar tus sesiones en clases divertidas es a través del Yoga en pareja. Hay posturas de lo más graciosas. O más bien su puesta en práctica con una pareja.
Puedes combinar este con uno de los puntos anteriores, donde te invitábamos a abrir las puertas de tu clase de vez en cuando a compañeros de tus alumnos. Así, además, podrás darte a conocer a mucha gente.
Tiene que haber algún reto…
Todo lo fácil acaba por aburrirnos, se convierte en rutina y dejamos de valorarlo. Por eso, introduce en tus sesiones alguna postura que los yoguis no hagan bien. O mejor aún, que ellos vean imposible conseguir hacerla en su actual estado de formación.
Tus alumnos sentirán que tienen mucho que aprender todavía. Además tendrán ganas de asumir ese reto y querrán volver una y otra vez. Así tendrás clases divertidas.
Top 5 Posturas de Yoga más difíciles
… pero no demasiados
Introducir ese reto es bueno para sacar lo mejor de un yogui, pero hay que tener cuidado. Si las posturas son demasiado difíciles para el nivel que tiene un alumno, se sentirá mal. Si a eso le añades que sus compañeros pueden llevar años por delante en la práctica y, por tanto, sí pueden hacer esas posturas, la sensación para quien no puede hacerlo es peor.
Espero que introduzcas estos elementos para tener clases divertidas. Si alguno de estos elementos te ha parecido bueno, por favor comenta y compártelo. Si tienes alguna idea que pueda mejorar este artículo, ¡dílo! Tu aportación es importante. Si es así, te pido que nos des 5 estrellas y comparte y comenta en Facebook, Twitter o Pinterest. ¡Muchas gracias! Namaste.
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