Cómo identificar la personalidad antisocial
El ser humano es social por naturaleza, es decir, puedes observar cómo la convivencia en comunidad está presente en la vida de las personas desde el nacimiento. Sin embargo, existe un tipo de personalidad que refleja un conflicto habitual con lo establecido: la personalidad antisocial.
Para empezar, quienes se encuentran en este punto observan la norma no como un bien común a modo de un apoyo para la convivencia feliz, sino como un mandato que altera la propia libertad individual. Por esta razón, una de las principales características de la personalidad antisocial es ese rechazo a la norma de un modo casi obsesivo.
El ser humano convive en sociedad y ello implica asumir unos compromisos contigo mismo y con el otro. Sin embargo, otra de las características habituales de la personalidad antisocial es la aparente incapacidad para mantener vínculos de amistad estables a lo largo del tiempo o incluso también, la propia incapacidad para mantener un puesto de trabajo de un modo estable. Esto tiene mucho que ver con ese rechazo a la norma del que hemos hablado anteriormente que conduce a los conflictos permanentes para sobrevivir al sistema.
La personalidad antisocial es aquella que tiende a poner el foco en sí misma, en sus propios derechos, en el apetecer de aquello que quiere hacer en cada momento, minimizando la importancia de los demás que también tienen derecho a disfrutar de estos mismos privilegios. Son personas que tienden a reflejar una falta de responsabilidad, esto hace que los demás tengan muchas dificultades para confiar en ellos porque con mucha frecuencia rompen sus palabras. Son personas que no se dan cuenta de que las palabras tienen consecuencias y deben hacerse responsables de ellas.
Son personas a las que no les gusta recibir indicaciones, no quieren sentir ningún tipo de control externo, quieren una libertad constante en relación con una ausencia de normas impuestas de un modo externo. Son personas que desde esta posición vital se encuentran en un momento en el que carecen de la empatía necesaria para ponerse en el lugar del otro y entender su forma de pensar y de sentir.
Esta forma de posición existencial está condicionada por un sentimiento muy habitual: la ira y el enfado interior ya que el protagonista experimenta un rechazo hacia muchas de las cosas establecidas de un modo cultural o social. Por mucho que el protagonista lo intente, es agotador ir contracorriente en todo momento.
La persona antisocial busca evitar cualquier tipo de responsabilidad no elegida. Sin embargo, desde el punto de vista propio de este tipo de personalidad, el protagonista quiere en realidad vivir su vida, hacer un ejercicio constante de libertad sin ningún tipo de límite externo. Desde esta perspectiva, la persona tiene muchas dificultades para relacionarse con los roles marcados por la autoridad como los padres, las instituciones, el jefe en la oficina…
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