La relajación implica la disttensión muscular y psíquica que produce un equilibrio, calma y paz interior.
La relajación produce en nosotros un estado de bienestar descendiendo tanto la fatiga física como mental, las cuales se han ido acumulando por estados de tensión.
Los expertos recomiendan las técnicas de relajación para conseguir un equilibrio en nosotros y aconsejan la práctica continuada de dichas técnicas.
Para iniciarnos en la relajación debemos relajar nuestros músculos, que como dicen el Dr Lowen, son el armazón de nuestra mente y por tanto en este sentido la relajación muscular es lo primero a trabajar cuando somos presas del estrés.
Algunas técnicas como el Tai-chi o el yoga usan posturas físicas, además de la respiración y la meditación.
De esta manera se consigue aliviar la ansiedad, el estrés y los dolores musculares que se originan producto de estos estados de alteración.
Una forma de relajarse es mediante la relajación con distensión muscular. Este tipo de relajación consiste en poner en tensión nuestra musculatura por zonas, de manera que se sigue un orden tensando durante unos segundos y soltando los pies, pantorrillas, muslos, lumbar, el abdomen, pecho, los brazos, el cuello y la cara.
Ahora veremos una técnica concreta de relajación pero antes debemos de hablaros de la respiración.
Con la respiración tenemos la herramienta necesaria para reducir los estados de irritabilidad, ansiedad y nerviosismo que se producen por los factores externos.
Cuando nos oxigenamos lo suficiente nuestro cuerpo requiere aire y sucede que nos sorprendamos bostezando o suspirando varias veces al día.
Para beneficiarnos terapéuticamente de la respiración tenemos que tomar conciencia de nuestro medio interno por medio de los suspiros voluntarios que nos hacen liberar la tensión interior.
La respiración implica a todo el cuerpo y a todos nuestros músculos pero ocurre que el diafragma que es el músculo más importante respiratorio, al no poder verse ni tocarse directamente, hace que nos olvidemos de hacerlo trabajar correctamente.
Poner la mano en el torax cuando hagamos los ejercicios de respiración nos ayudará a sentir el movimiento respiratorio
Si prestamos atención y combinamos respiración con relajación entonces podemos conectarnos con nuestro ritmo vital.
Ahora vamos a ver cómo iniciarnos en la práctica de la relajación:
-Lo primero que haremos es tumbarnos en el suelo con la espalda apoyada en el suelo y las rodillas dobladas y separadas como a unos 20 o 25 centímetros.
-Nos aseguramos de que toda nuestra columna vertebral se apoya en el suelo y no debemos de notar signos de tensión en el cuerpo.
-Ponemos una mano en nuestro torax y otra en la parte baja del abdomen.
-Realizamos unas respiraciones profundas para ir predisponíendonos en un estado de relajación y de concentración.
-Tomamos aire por la nariz y lo dirigimos a la parte baja del torax percibiendo como se hincha el abdomen y se separan nuestras costillas. Retenemos el aire durante 3 segundos y lo soltamos a soltar por la boca lentamente teniendo los labios levemente cerrados.
-Repetimos a nuestro propio ritmo, con tranquilidad y suavidad realizando varias de estas respiraciones durante 5 o 10 minutos.
-Si se nota sensación de mareo o agobio, tenemos que regular la frecuencia respiratoria.
-Se trata de que observemos nuestra propia respiración y sentir el propio ritmo y poder cambiarlo para conseguir un estado que nos ayude a liberar el estrés y a aliviar las tensiones.
La relajación no ayuda a reducir el riesgo de sufrir enfermedades, a que durmamos mejor, a tener una mayor concentración y a cambiar nuestro estado de humor.
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