¡Buenos días! Llega el viernes y con él una nueva receta. Hoy vamos a hacer un post especial Semana Santa, y antes de pasar a la cocina vamos a hablar de la tradición de comer pescado en vez de carne durante estas fiestas.
De esta tradición existen diversas teorías acerca de su origen. Hay algunos que dicen que la carne simboliza el cuerpo de Cristo, por lo que consumirla en estas fechas sería una ofensa.
No obstante, la versión más extendida, y probablemente la más acertada, sería la siguiente: antiguamente las carnes rojas eran todo un lujo, y dado que la Cuaresma significa austeridad, abstinencia y ayuno, permitirse esta ostentación ciertamente era un pecado, ya que con el mismo dinero se podía alimentar a la familia con carnes blancas o darlo a las personas necesitadas.
Sin embargo, aquellos que tuvieran el antojo o la necesidad de comer carne, podían hacerlo con el perdón de Dios gracias a la bula de la Santa Cruzada, un impuesto eclesiástico que consistía en dar una limosna a la Iglesia para, a cambio, obtener el privilegio de poder comer carne y disfrutar de unas normas más laxas de ayuno.
Actualmente, el cristianismo estipula que no se debe consumir carne ningún viernes de cuaresma y tampoco el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. Esta tradición empezó a acuñarse entorno a los años 60.
Anteriormente, según recogen las normas del obispado de Madrid-Alcalá de 1950, los fieles estaban obligados a hacer vigilia todos los viernes del año, ayunar durante la cuaresma entera y ayunar con abstinencia el miércoles de ceniza y todos los viernes y sábados de cuaresma.
Quien adquiría la Bula de La Santa Cruzada y su indulto de carnes, hacían vigilia los viernes de cuaresma, el Miércoles de Ceniza y ayunaban con abstinencia el Viernes Santo, pudiendo tomar lácteos y pescados durante toda la Cuaresma. La cuantía podía ir de los 50 céntimos a las 10 pesetas, y llegó a convertirse en un símbolo de estatus social, ya que se pagaba en base a lo que se tenía. El pago de la Bula fue abolido en 1966 por Pablo VI tras el Concilio Vaticano II, cambiándose las normas de abstinencia a tal y como las conocemos hoy en día.
Tras conocer esta famosa tradición, hoy cocinamos un rico… Bacalao a la alcarreña
Ingredientes
§ 4 lomos de bacalao desalado.
§ 1 kg de tomates escaldados y pelados.
§ 1 cebolla.
§ Tomillo salsero.
§ Romero.
§ Aceite de oliva.
§ Harina de trigo.
§ Huevo.
§ Sal.
Elaboración
Días antes de la preparación de nuestro plato, echamos el bacalao a desalar, para ello ponemos los lomos de bacalao en agua, y vamos renovando el agua de 2 a 3 veces al día durante 2 días.
El día de la preparación, picamos la cebolla y pochamos, mientras escaldamos los tomates, los pelamos y cortamos en dados, cuando la cebolla esté pochada, echamos los tomates y las hierbas aromáticas y el pimentón. Dejamos cocer media hora la salsa de tomate, si queremos que quede más ligera, la pasamos por el pasapurés.
A continuación, secamos bien los lomos de bacalao y lo rebozamos en harina y huevo, y a continuación lo freímos en abundante aceite de oliva.
Por último, servimos el bacalao acompañado de la salsa de tomate.
¿Quién dijo que las zonas de interior no tienen recetas de pescado? Esta receta de bacalao es típica de Guadalajara y la comarca de la Alcarria.
Con este plato ideal para los días santos nos despedimos hasta próximos post, mientras tanto… ¡ser felices!
Realizado por Tamara Valencia Dueñas y Jorge Ibarra Morato