En estas últimas semanas he leido mucho acerca del negocio que hay detrás de los alimentos enriquecidos con Omegas (las llamadas grasas buenas), cómo nos venden humo y caemos como moscas. No seré yo la primera en decir que la industria de la alimentación enmascara y esconde muchas mentiras, especialmente en los alimentos enriquecidos, que rara vez se corresponden con la realidad.
En una visita a cualquier supermercado verás mil productos enriquecidos con estos ácidos grasos esenciales: leche, yogures, zumos de frutas, bebidas de soja, pseudomargarinas, galletas, aceitunas, embutidos, pan…
No me digas que no se te vienen unas cuantas marcas a la cabeza que te hablan de las bondades de estos productos para la salud de tu corazón.
Nuestro organismo no puede fabricar estos ácidos grasos y tenemos que tomarlos de los alimentos. Pero, ¿dónde están esos Omegas tan buenos y que tanta falta nos hacen?
Los Omega 3 (ácido linolénico) los encontramos en:
Pescado azul y sus aceites: boquerones, atún, caballa, trucha, salmón, arenques… mejillones, berberechos y algunos mariscos.
Semillas: lino o linaza, chía…
Verduras y frutas: espinacas, aguacate, fresas, lechuga, rábano, pepino, coles de bruselas, coliflor, brócoli…
Legumbres: garbanzos, lentejas, judías, soja…
Frutos secos: nueces pecanas, almendras, nueces…
Quinoa
Los Omega 6 (ácido linoleico) están presentes en:
Aceites: girasol, maiz, soja, oliva, palma, coco, sésamo, borraja, germen de trigo, cacahuete…
Frutos secos: pipas de girasol, cacahuetes, almendras, avellanas, pistachos, anacardos
Productos animales: Carne de ternera, queso de bola, queso de Burgos, aceite de hígado de balacao…
Hay que tener en cuenta que debe de haber un equilibrio entre unos y otros para que saquemos de ellos todos los beneficios que nos aportan. Una prevalencia de Omega 6 hará que se inhiba la síntesis del Omega 6 y no se metabolice.
El Omega 6 es mucho más abundante en los alimentos que el Omega 3 por eso encontramos que la mayoría de los productos con este tipo de suplementación están enriquecidos con Omega 3.
Y si hay tantos Omegas por ahí sueltos y están en alimentos que debemos incorporar a nuestra dieta semanal, ¿no es más lógico obtenerlos de alimentos frescos que beber una leche que sabe a aceite?
De uno u otro modo asegúrate de incluirlos en tu dieta para beneficiarte de todas sus propiedades:
son esenciales para nuestro cerebro
beneficiosos para nuestro corazón y nuestro sistema nervioso
ayudan a regular el colesterol
son excelentes para nuestra piel y pueden ayudar en procesos como la psoriasis
nos ayudan a dormir mejor
tienen propiedades antiinflamatorias que alivian los dolores de la artirtis
ayudan al funcionamiento correcto de nuestro sistema inmunológico
Si además piensas en lo riquísimo que está el pescado azul y lo poco que cuesta añadir unas cuantas semillas y frutos secos a tus ensaladas no te faltarán razones para consumirlos y tendrás garantizada tu ración de Omegas.
Comparte esta información con tus amigos y no dejes que te timen.
Gracias por leernos.
El post Alíate con las “grasas buenas”: los Omegas es original de Comienzo Hoy.