Las temperaturas extremas pueden afectar a la salud de manera directa, ocasionando congelaciones e hipotermias en situaciones de frío intenso. Sin embargo, los estudios llevados a cabo indican que las temperaturas extremas también afectan fundamentalmente a la salud de manera indirecta, pues el mayor número de problemas de salud en estas situaciones se produce como consecuencia del agravamiento de enfermedades crónicas en personas sensibles, sobre todo en aquellas de edad avanzada.
Así, el frío intenso puede afectar a la salud de diversas maneras, provocando enfermedades directamente ligadas con el frío, como congelaciones e hipotermias o favoreciendo la aparición de enfermedades como la gripe, bronquitis, neumonías y agravando enfermedades crónicas, sobre todo las cardíacas y respiratorias y también reumáticas.
Las personas mayores tienen un mayor riesgo ante el frío ya que los mecanismos defensivos ante el frío se encuentran debilitados en muchas de ellas lo cual tiene que ver, entre otras razones, con la pérdida de la capacidad de sentir los cambios de temperatura que impiden la adecuada respuesta de adaptación. Y por otro lado, los bebés pierden calor más rápidamente que los adultos. Su sistema de respuesta neurovascular todavía no está tan desarrollado como el de un niño o un adulto para luchar contra el frío. Además, no tienen una actividad física espontánea suficiente para conseguir entrar en calor y no pueden avisar claramente de que tienen frío.
Todo ello, en la estación en la que nos encontramos provoca el exceso en el consumo de fármacos. En este sentido, el consumo de Agua de Mar, estimula el sistema inmunitario ya que la similitud entre la sangre y este permite una regeneración celular completa. Así, su ingesta en frío consigue equilibrar el organismo, regenerando las células y devolviéndolas su vitalidad.
¿Lo sabías?
Imagen: JohnONolan/Flickr y kaibara87/Flickr.