El pesimismo puede llevarte al desánimo de observar la vida en letras grises. A partir de ahora, cuando te sientas apático, piensa en todas las buenas razones que tienes para dejar de ser pesimista. ¿Cuáles son estos motivos?
1. Existe la alternativa del optimismo
Cuando haces del desánimo una forma de vida dejas de lado el verdadero escenario de realización personal: el optimismo. Esa es la meta deseada, el punto de llegada en la escuela de la vida. Por tanto, no te quedes estancado en los “no puedo”.
2. Afecta a tu salud
Nada es tan vital como tu propio bienestar. Curiosamente, el pesimismo crónico perjudica la salud física y psicológica de la persona. Se convierte en un peso emocional que genera frustración, decepción y desencanto. Desde esta perspectiva, esos pensamientos que te repites en la forma de un círculo vicioso generan ansiedad y estrés.
3. Razones objetivas de optimismo
Es cierto que si te centras en la información aportada por los medios de comunicación en la televisión puedes encontrar un potencial inagotable de negatividad con datos fundamentados sobre tragedias que reflejan lo peor del ser humano en los telediarios.
Sin embargo, si observas a tu alrededor, puedes encontrar buenos motivos de optimismo a través del ejemplo de las buenas personas que conoces. Esas personas que en sus acciones diarias obran pequeños milagros de amor.
4. El desenlace de la vida siempre es el mismo
Tanto siendo optimista como siendo pesimista, el desenlace del vivir es el mismo: la muerte. Sin embargo, el proceso del propio vivir no es el mismo. Es decir, el camino se hace más llevadero y agradable gracias a esta experiencia feliz de observar el vaso medio lleno. Y, sin duda, la vida se define por aquello que está entre el principio y el final.
5. Siempre nos quedará la literatura
Incluso cuando la realidad nos decepcione, siempre podemos encontrar el refugio del cine, el arte, la literatura y las ciudades con encanto. Siempre podemos evadirnos de la realidad misma a través de otro universo perfecto. Por tanto, puedes alimentar tu mente y tu corazón con estímulos de vitalidad en cualquier momento de tu historia.
Puedes expandir tus propios límites como ser humano a través de la capacidad trascendente de la mente. Incluso cuando la realidad nos decepcione con situaciones de dolor, podremos encontrar en el cine la magia de los finales felices que resultan tan nutritivos y terapéuticos a modo de catarsis.
6. Indefensión aprendida
El pesimismo te sitúa en un horizonte de indefensión aprendida en donde puedes llegar a posicionarte como víctima de situaciones externas, actuando como si no pudieses hacer nada por cambiar y evolucionar. El pesimismo te hace ser un actor secundario de tu propia historia.
A partir de ahora, cuando el desánimo se apodere de ti piensa en todos los motivos que tienes para ser una persona alegre. Una de las más importantes: estás aquí, estás vivo. Y tienes el regalo infinito del tiempo con su poder intenso.