Los viajes constituyen una ruta de aprendizaje que va más allá de la zona de confort en la que el ser humano se siente tan cómodo y tan arraigado. ¿Cuáles son las cinco consecuencias felices de los viajes?
1. Experiencias que dejan huella
La memoria es selectiva en todos los ámbitos de la vida. También, en los viajes. Sin embargo, siempre te quedará algún recuerdo del lugar que visitaste, los planes que hiciste, las emociones que experimentaste, las personas que te acompañaron durante la escapada o detalles que son inherentes a este momento. Las propias fotografías son un reflejo de recuerdos que perduran por siempre.
2. Una ruptura con lo establecido
Conoces tus rutinas casi de memoria y, de pronto, un viaje se convierte en una oportunidad para redescubrir que la vida no puede ser solo de una menera. Curiosamente, durante un viaje te planteas aspectos que pasan desapercibidos en otros momentos. Imaginas cómo sería tu vida viviendo en otro lugar. Los viajes impregnan tu mente de nuevas sensaciones, cultura, tradiciones, paisajes, gastronomía y detalles.
3. Descanso
Incluso aunque un viaje derive en una agenda de actividades muy completa, el descanso está asegurado en términos de higiene mental cuando realmente observas que tus preocupaciones quedan en un segundo plano y te centras en disfrutar de esa experiencia, de verdad, como un regalo. Un regalo de vida, calma y relax.
4. Pequeños caprichos
Tal vez te apetece reservar alojamiento en un hotel con vistas al mar o a la montaña. A lo mejor sueñas con degustar los productos típicos del lugar o te gustaría comprar algunos de esos productos para seguir conectando a esos sabores en tu propia casa.
Incluso aquellas personas que son menos receptivas ante la idea de un viaje, cuando se animan a hacer una ruta determinada, vuelven a casa con nueva energía. Tal vez quieras enviar postales del lugar a tus familiares y amigos. Si la vida es un camino expresado de forma metafórica, entonces, tú dejas tu huella emocional en cada lugar por el que pasas.
5. Ponerlo todo en perspectiva
Un viaje te permite observar la técnica del reencuadre al poner en perspectiva tu propia vida. Desde la distancia, y el horizonte de los nuevos paisajes, tus sensaciones son diferentes. Por ejemplo, mientras que con tanta frecuencia pospones sueños e ilusiones para otro momento mejor, un viaje te ayuda a ponerlo todo en la perspectiva exacta de los sueños.
Te das cuenta de que, realmente, por ocupado que estés y por muchos que sean tus compromisos, puedes hacer una escapada de vez en cuando si te organizas bien.
6. Los viajes tienen un propósito
Pueden ser muchas y muy variadas las razones que te lleven a hacer una escapada. Por ello, cuando vives el viaje, no solo disfrutas de la meta, sino también del proceso. Si un viaje ha nacido desde la ilusión, el propósito será ilusionante de manera inevitable.
¿Qué efectos felices produce en ti el placer de viajar?