“Ahora sí que sí”
“Lo mejor está por llegar”
¿Te resultan familiares?
Y yo me pregunto, ¿Qué tendrá 2018 que no tenga 2017? Absolutamente nada. Pero si tú crees que sí, ahí tienes el 70% de probabilidades de éxito en tus propósitos soñados.
Y entonces, ¿Por qué fracasamos en nuestros objetivos al estrenar el año?
Tal vez te sirvan algunas de mis ideas…
1. Proponte un buen momento para ponerlos en marcha
Como psicóloga, te puedo decir que la “temporada alta” en mi gremio se sitúa en los meses de Enero y Septiembre. Todos sabemos que, tras las vacaciones, las grandes comilonas, el declive económico después de tanto gasto, las reflexiones que trae la magia navideña, la escasez de festivos en los próximos meses, los posibles roces con allegados y la clásica presión de “Este va a ser mi año”… no nos situamos en el mejor escenario para generar cambios. Recuerda, el ingrediente imprescindible para ese cambio que buscas se encuentra, nada más y nada menos que en la ILUSIÓN. Si apenas le encuentras la gracia a tu día, ¿cómo pretendes poner en marcha tu listado infinito de propósitos? Entonces tendrás dos problemas:
1) Tu apatía por volver a la rutina.
2) Tu frustración por no poder lograr lo que te has propuesto.
Demasiado para seguir alentado, ¿No crees?
Quizás sería mucho más adaptativo que tu 2018 empezara en Febrero.
2. Sé realista
Año tras año inicias tu listado de propósitos con el gran titular:
“Hacer ejercicio cuatro veces por semana”
Y año tras año sigues sin lograrlo.
Recuerda que las expectativas son, a la vez, la fuente más potente de motivación y la raíz más poderosa de frustración. Increíble pero el ingrediente que nos permite avanzar en la vida es exactamente el mismo que nos lleva al decaimiento y al abandono.
¿La clave? ¡Pocos objetivos y asumibles!
Está demostrado que, cuando el tipo del ejemplo anterior, no logra en una semana ir al gimnasio más que dos veces, tiene una altísima probabilidad de abandonar su objetivo y además de forma más que drástica: “¡O cuatro veces, o ninguna!”.
¿Qué ocurriría si su propósito fuera “Hacer ejercicio”?
Si quieres mantener tu motivación a tono, por favor, plantéate cosas que sí puedes asumir. Y si no es así, acepta con dignidad que ese propósito no va a estar en tu listado.
3. Plantéate objetivos concretos
La mayoría de vosotros andáis buscando el objetivo histórico, el mítico típico, el que no falla y el que todos quieren: “Ser feliz”. Buen propósito, estoy contigo. Al fin y al cabo, es el fin último de todo ser humano. Todo lo que hacemos en la vida, incluso lo que detestamos, tiene el mismo fin. Ir a esa comida que organizan tus suegros y que detestas, también “te hace feliz”. Es un medio para que tu pareja se sienta agradecida, os sintáis más unidos, vuestra relación avance y algún día forméis una familia. Y todo esto, ¿Para qué? Para ser feliz.
Pero la felicidad no se puede ver, ni medir, ni coger con las manos. Así que para generar un buen cambio para este 2018 dime:
a. ¿Qué te hace feliz?
b. ¿Qué tiene que ocurrir para que así sea?
c. Y, lo más importante, ¿qué deberías hacer, sentir y pensar para que aquello que describes tenga lugar?
Advertencia: Prohibido hacer partícipes a terceras personas para que generen los cambios que esperas. Quizás ellas no deseen lo mismo que tú, ¿No crees?
4. Proponte hábitos, no metas
Lograr una meta requiere trabajar en ello “A pico y pala”. O lo que es lo mismo, ser constante. Nadie goza de repente de una estupenda silueta, una piel radiante o una red de amistades fabulosa porqué estuvo durante una semana luchando para lograrlo.
La meta en sí misma no te da información sobre qué hacer para llegar a ella.
Para ponerte en marcha debes trazar hábitos que te acerquen a tu objetivo.
La pregunta es:
¿Qué estilo de vida deberías poner en marcha para acercarte a tu meta?
Mientras que la meta es “LA COSA”, tu estilo de vida son “TODAS LAS PEQUEÑAS COSAS”.
El recurrente “Encontrar el amor” no es articulable. Más bien sería:
¿Qué vas a dejar de hacer para lograrlo?
¿Qué vas a hacer en lugar de lo que has hecho hasta ahora?
¿Qué círculos vas a frecuentar?
¿Qué actitud vas a tomar?
¿Qué temas no resueltos vas a trabajar?
La buena noticia es que tu línea estable de acción, puede ser abandonada por pequeños intervalos de tiempo sin riesgo de perder ese estilo de vida que has estado tejiendo.
Si un fin de semana te hinchas a comida grasienta y a alcohol no implica que hayas abandonado tus buenos hábitos alimenticios. Y si otro día acabas teniendo una aventura con alguien que no encaja en tu formato de vida, no significa que no tengas claro qué tipo de pareja estás buscando.