"Unos nacen con estrella y otros estrellados", recuerdo oír decir a mi madre como una letanía cuando algo no salía como ella esperaba. Yo siempre pensé que el significado de esta frase es que hay personas que tienen mucha suerte y otras que todo les sale mal. O casi todo. Hoy en día pienso que lo que llamamos suerte, depende mucho de las semillas que nosotros mismos vamos sembrando; y también de la capacidad e inteligencia para aprovechar las oportunidades, arriesgar y desarrollar iniciativas. Claro que no todo sale bien, pero los fracasos saben mejor cuando hemos puesto todo de nuestra parte porque nos queda el consuelo del esfuerzo realizado y de lo aprendido en el camino.
Sin embargo es verdad que hay personas que hagan lo que hagan, siempre estará mal para algunos. Es como si no tuvieran derecho a tener razón alguna vez, como si estuviesen condenados a la mediocridad y al silencio que oprime. Supongo que se podría explicar diciendo que es su destino, su "karma" si se quiere llamar así. Para los filósofos antiguos, el karma es una ley de la Naturaleza que funciona según unos mecanismos que nosotros desconocemos en profundidad y que, básicamente, podríamos definir como ley de causa y efecto. No es que tú me des una manzana y yo te retribuyo con otra manzana; es más complejo que todo esto. Pero sí que se puede simplificar diciendo que "recogemos lo que sembramos". Lo que no sabemos es cuándo ni cómo recogemos la cosecha...
Aún así y volviendo a mi idea de origen, es duro e incluso cruel hacer que alguien sienta que todo lo hace mal. Los errores forman parte del proceso de aprendizaje y son necesarios para tomar conciencia de lo que está bien y lo que no. Pero hay que saber señalarlos con delicadeza y comprensión para que nadie se sienta ofendido, ni maltratado, ni poco valorado. A veces sucede que tenemos cerca personas que por su caracter bondadoso y complaciente, terminan siendo los fardos donde desahogamos nuestras frustraciones, dudas, mal humor y un sinfín de "resíduos emocionales" que nunca deberían ser transmitidos sino transmutados... A mi entender, estas personas no merecen "cosecha" semejante, porque todo ser humano tiene derecho a un mínimo de respeto y consideración. Y también a un margen de error sin que nadie le haga sentir que "más que nacer con estrella, nació estrellado". Pongamos un poco de atención en nuestro trato con los demás, seamos más amables, más comprensivos y menos jueces; ellos lo agradecerán y nosotros, en nuestro interior, también.