El duelo por la muerte de un ser querido duele, como indica la propia palabra. Y duele tanto que no podemos saltar por esta experiencia sin salir heridos. El duelo es tan evidente que incluso después de años de haber perdido a una persona, podemos llorar al emocionarnos por el recuerdo de alguien a quien quisimos. El tipo de llanto es distinto, es cierto. En una primera etapa es de desgarro. Sin embargo, la tristeza persiste al paso del tiempo. Especialmente, por ejemplo, cuando se trata de la pérdida del padre o la madre a temprana edad.
Podemos pensar, en ese caso, que el tiempo nos ayuda a olvidar. Pero en realidad, no se trata tanto de olvidar sino de vivir, aceptando esa realidad. De vivir entendiendo que la vida es objetivamente bonita. Nos da unas bondades, y nos priva de otras. Esta semana hemos celebrado el Día de Todos los Santos, una jornada de recuerdo a los seres queridos ausentes. ¿Cuáles son las sensaciones asociadas al duelo en su primera etapa?
1. Momentos recurrentes de bajón
Una persona que está en el inicio del duelo tiene instantes repetidos en una misma jornada en donde el recuerdo de ese ser querido, el peso de la pérdida, lo invade todo. Algo especialmente complejo ya que también es en este momento, cuando te apetece hacer inventario de recuerdos. Por ejemplo, cuando te apetece poner en orden algunas de las pertenencias de esa persona (ropa o fotografías). Sencillamente, porque por medio de estos recuerdos también te sientes más cerca de esa persona que ha dejado un vacío inevitable.
2. Falta de sentido de la vida
No se trata de una falta de sentido en términos absolutos, pero sí de preguntas filosóficas que no tienen respuesta. El mundo entero sigue con su rutina de siempre, mientras tú sientes cómo te falta un centro vital en tu historia. Para ti la vida no es la misma de antes. Sin embargo, experimentas la contradicción de sentir cómo, pese a tu dolor, el mundo sigue girando en armonía. Pronto descubrirás, que el mundo también sigue girando para ti y te arropa con su abrazo.
3. Sensación de desarraigo
Todos sabemos que es saludable experimentar una vivencia de desapego hacia todo lo material, y también hacia los seres queridos porque nacemos solos y morimos solos. Sin embargo, en términos humanos, es muy difícil llevar este desapego a la práctica. Es muy difícil no sentir un notable desarraigo cuando ha muerto un abuelo, un padre, un hermano, una madre, la pareja o un ser muy querido. Ese alguien se marcha y entonces, nos sentimos desamparados en la primera etapa del duelo. Esta es la experiencia que más duele, la que más nos cuesta aliviar en un primer momento.
¿Cuáles son las emociones presentes en el duelo? Sensación de desolación, desesperanza, amargura, frustración, impotencia, rabia contenida, ira… Intenta evitar la rumiación de pensamientos, es decir, intenta no dar vueltas y vueltas a esas preguntas que te haces.
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