Los seres humanos estamos al final de una cadena trófica, esto significa que, somos los consumidores últimos de una larga cadena de seres que se alimentan unos de otros,por ello existe toxicidad en los alimentos que ingerimos.
Lo que estos animales han incorporado en sus células y tejidos a través de la alimentación, pasará a nuestras propios tejidos. La carne de sardina, atún, cerdo, vaca, pollo etc, pasará a ser carne de David, Juan, Carmen… es decir, todo aquello que consuman los animales y en las condiciones que lo consuman, una vez estén formados esos alimentos, nosotros iremos al supermercado a comprarlos para posteriormente consumirlos.
¿De dónde procede la toxicidad de los alimentos?
Las explotaciones intensivas actuales, son una fuente de toxicidad en los alimentos, ya que es muy frecuente el uso de medicamentos para prevenir y tratar las enfermedades que el hacinamiento produce. Casi todo este tratamiento conlleva una serie de productos químicos o pesticidas, que a la larga harán mella en nuestro organismo.
Si el animal en cuestión ha sido criado en una explotación intensiva, tanto sus nutrientes como los medicamentos o antibióticos que haya ido incorporando a sus tejidos y cualquier resistencia que haya generado, pasarán directamente a nuestro organismo. Los animales no dejan de parecerse a los seres humanos en casi nada, por lo tanto, si un animal está enfermo ha de ser tratado al igual que si una persona está enferma ha de ser tratada o medicada.
¿Qué hay de la toxicidad en los alimentos de animales transgénicos?
La cría de ganado transgénico está prohibida en Europa al contrario que en EEUU, pero el comercio del semen de animales transgénicos no lo está, con lo cual nos estamos comiendo a sus descendientes genéticamente modificados, lo queramos o no, sin que estén suficientemente estudiados los efectos a largo plazo de estas modificaciones. Da lo mismo que aquí, en nuestro continente, esté prohibido, ya que si se comercializa con ellos de un lado para otro, al fin y al cabo, es lo mismo que si estuviera permitido en Europa, sólo que se lleva a cabo de una manera más sutil.
La toxicidad en los alimentos, también en los productos del mar.
Por otra parte, la toxicidad de los alimentos no se queda solamente en la tierra, si acudimos al pescado como fuente alternativa de proteínas , hay que tener en cuenta que la actividad humana ha convertido a los mares en vertederos tanto de nuestros desechos como de los de la industria, por todo ellos, los niveles de mercurio en los peces son cada vez más altos. Sólo hay que pasearse por algunas playas del Mediterráneo o simplemente de Málaga, millones de ocasiones nos hemos quejado de que nuestras playas están asquerosas. Tanto la arena, llenas de colillas o latas, como el mar, llena de otras sustancias y objetos que perjudican a los peces. De esto son responsables las industrias por una parte, pero la mayor parte de culpa en este caso la tiene el hombre.
El nivel actual de mercurio de los españoles está muy por encima de los máximos permitidos como seguros y es muy superior al de estadounidenses o alemanes. Los grandes pescados provenientes del mediterráneo son los más contaminados.
Por poner un ejemplo, la dieta de los esquimales, considerada como una dieta cardioprotectora y saludable, en la actualidad empieza a hacer aguas, muchos de sus escolares actuales padecen graves problemas de audición, visión y aprendizaje debido al mercurio. (ver homo-toxicus RTVE).
¿Que podemos hacer al respecto?
Cuidar de nuestro entorno, tanto en la tierra como en el mar, es una prioridad para cuidar de las personas. No es tan complicado. Por ejemplo si nos vamos de acampada o echamos un día en la playa, considerad llevar bolsas de basuras y ceniceros para no dejar rastro en la naturaleza, con el tiempo todos ganamos si ponemos un poco de nuestra parte.
Exigir cultivos limpios en suelos vivos, está en nuestra mano como consumidores. Todo consumidor tiene unos derechos, y pueden apelar por ellos.
Criar menos animales y de forma saludable, con alimentos sin pesticidas ni restos de otros animales, será bueno para nosotros, para nuestro medio ambiente y para nuestra supervivencia.
Exigir la abolición de la explotación a los animales. Y pedir un buen castigo para aquellas personas que aún lo sigan haciendo. Explotar a los animales es sinónimo de maltratar, par llegar los alimentos a nuestro paladar, estos animales han tenido que sufrir mucho para que el producto sea de calidad.
En resumen, si todos ponemos de nuestra parte y hacemos las cosas bien, podremos comer sano sin la necesidad de maltratar a los animales y a la naturaleza. Existen muchas y diversas maneras de obtener alimentos sanos y saludables sin tener que recurrir a la explotación.
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