Si te encanta la tarta de queso pero eres intolerante a la lactosa o conoces a alguien que lo sea, estás de suerte, esta receta es la solución. Y si no eres intolerante, puedes prepararla igualmente porque está deliciosa.
Personalmente siempre he preparado la tarta de queso con cuajada, hasta que recientemente mi novio se ha vuelto intolerante a la lactosa y he empezado a leer los componentes de todos los productos que compro para, básicamente, no envenenarle, aunque no siempre tengo éxito.
Antes de empezar a elaborar la tarta, haremos un pequeño truco para conseguir una especie de crema de queso con los yogures. En mi caso yogures sin lactosa azucarados.
Simplemente ponemos los tres yogures en un colador de tela, sobre un recipiente en donde queden colgando, puede ser un vaso alto, un caldero, o lo que tengan por casa, pero es importante que queden suspendidos en el aire para que se filtre bien. Lo metemos en la nevera y lo dejamos un par de horas.
Pasado ese tiempo, habrá soltado mucho líquido, lo escurrimos bien y deberá quedarnos un yogur cremoso con una textura similar al queso de untar. Por supuesto, si encuentras queso de untar sin lactosa puedes saltarte este paso.
En una picadora ponemos todas las galletas con la mantequilla derretida. La cantidad de mantequilla es a ojo pues depende del tipo de galletas y de la cantidad. Yo usé un paquete de 250g d galletas de avena tipo digestive y aproximadamente 3 cucharadas soperas de mantequilla derretida.
Lo picamos todo y ponemos esta mezcla, aplastándola bien, en un molde desmoldable de 24 o 26 cm. Lo metemos en la nevera mientras preparamos el relleno.
En un bol pondremos las 5 láminas de gelatina neutra a remojar con agua fría.
Mientras en un caldero a fuego medio ponemos la leche, la nata y el azúcar y removemos. Cuando rompa a hervir añadimos la gelatina, el yogur filtrado y esperamos a que vuelva a hervir sin dejar de remover. Apartamos del fuego y dejamos que se enfríe un poco antes de verterlo sobre las galletas.
Ponemos sobre las galletas y dejamos en la nevera durante al menos 6 horas para que cuaje bien antes de ponerle la mermelada. Es importante poner un plato debajo del molde por si suelta algo de líquido.
Puedes usar la mermelada que más te guste, de arándanos, fresa, frutas del bosque, melocotón, etc.
Desmoldamos con cuidado y ya está lista para comer o devorar como locos y sin preocuparnos de envenenar a nadie.
Espero que la disfruten y la compartan. Hay pocas cosas como hacerle una tarta de queso a un intolerante a la lactosa y ver cómo se la come sin remordimientos, es altamente recomendable.
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* Por supuesto, todos los productos que he usado son sin lactosa, pero la receta se puede hacer perfectamente con productos normales y la tarta queda igual de rica.
* Si no tienes un molde redondo desmoldable se puede preparar en un recipiente de cristal tipo pirex, en vasos de cristal y preparar porciones individuales, o incluso dentro de un tuper. Como no va al horno no importa demasiado.
* En esta receta he usado mantequilla, la mantequilla pura no tiene lactosa. Hay que leer los ingredientes, las mejores son las que solo tienen nata de leche y un poco de sal, yo uso la “Kerrygold” o “La irlandesa”. Si pone que tiene sólidos de leche, eso son productos que agregan a posteriori y que contienen lactosa.